En el choque masculino entre Ñuñoa y Cerrillos, la camiseta roja con el número 5 parecía que se multiplicaba en la cancha de Manuel de Amat. Y claro, pues Didier Quiñones fue una de las figuras de la tarde debido a su velocidad y potencia. El sabor "colombiano", como él dice.

Cerrillos, eso sí, cayó por 5-2 frente a los ñuñoínos en la segunda fecha de la Copa Enel, pero el jugador de 13 años es optimista sobre el futuro del equipo, que poco pudo hacer el sábado frente a los tantos de Sebastián Bonilla, Matías Poblete, Román Muñoz y Anthony Karbage (2).

"No hay que bajar el ánimo. En el primer partido también perdimos, pero ahora mostramos un avance y hay que darle con todo para lo que viene. Nos faltó coordinación, estar más atentos en defensa", indicó Didier, que estuvo cerca de marcar en varias ocasiones, pero el doblete fue de su compañero Gonzalo Farías.

-Pese a la derrota fuiste uno de los puntos altos…

- Soy alegre en la cancha, me gusta eso, tener personalidad. Soy rápido, peor me falta. Me dicen el "Ferrari". Me pusieron acá ese apodo y me gusta mucho.

-¿Ilusionado, entonces, con brillar en esta Copa?

- Claro, es bacán tener esta oportunidad de mostrarnos y competir, porque podemos crecer, empezar a formarnos, es algo sano y varios tenemos condiciones.

-¿Cuándo te decidiste por el fútbol?

- A los 10 años llegué a Chile, pero en Colombia ya jugaba, empecé como arquero. Mi papá me enseñó, él se llama Avelino Quiñones y estuvo en Alemania (inferiores de Bayer Munich), así que lo llevo en la sangre. Ojalá pueda seguir sus pasos. Es mi referente, y también admiro a mi mamá Vanessa y su novio.

-En el equipo hay otro cafetero…

- Sí, Juan David Micolta. Nos llevamos bien, él ya estaba en el equipo. Siempre jugamos juntos, nos entendemos, hay comunicación. Ponemos el sello colombiano.

-Cualquier equipo profesional quisiera tenerte…

- Es mi sueño convertirme en futbolista, da lo mismo si es un equipo grande o no. Quiero agarrar confianza y por ahora estoy en la Escuela Crack del Sur.