Aunque en realidad le ha costado más de la cuenta encontrar nivel de titular, desde hace un tiempo ya que Diego Valdés había logrado, o estaba logrando, trasladar algo del talento y el protagonismo que hacen de él el mediocampista más valioso de la liga mexicana a la Roja. Sin Alexis Sánchez, lesionado, uno podía deducir que en esta pasada, contra Argentina, la mejor selección del mundo, el formado en Audax Italiano encajaría como puente entre el mediocampo y, probablemente, Eduardo Vargas. De ahí que se lamente tanto su inoportuna lesión. “Valdés, ¡cómo te lesionas ahora! ¡Qué pasa!”, protestó por ejemplo anoche Juan Cristóbal Guarello, en La hora de King Kong.

Sin demasiado de dónde echar mano, en la última edición de su programa al periodista no le quedó de otra que apostar por un reemplazante que enseguida despertó debate:

“El titular en este momento y, por ahora y sólo por ahora, es Carlos Palacios”, dijo, casi a regañadientes. “Así que, les guste o no, en este momento el titular de la selección es Carlos Palacios”.

No le quedó de otra, digamos, porque el propio Guarello ha sido muy crítico con la “Joya” en el pasado. Incluso, un par de días atrás en Radio Agricultura, si bien precisó que Palacios “de enganche frente al arco rival, con descargas hacia la izquierda y derecha”, puede ser “relevante” porque “tiene buena técnica y pegada”, también tuvo tiempo para bromear con que Arturo Vidal, quien lo propuso de entrada como el próximo 10 de la Roja, por estas cosas “es el mejor amigo del mundo”.

A propósito del “King”, de quien había aclarado que no su amigo, sino “todo lo contrario”, JCG sorprendió: “A esta altura, hubiera estado Vidal, hasta pido a Vidal para la Selección, yo lo pido. Si hubiera estado, yo lo pido para la selección. Todo, lo que venga”.

Como sea, sin Alexis ni Valdés, es cierto que la carta de Palacios toma fuerza contra Argentina y Bolivia. ¿Alguna alternativa? Viniendo de más atrás, Williams Alarcón, de enorme temporada precisamente en tierra trasandina, o tal vez Marcelino Núñez, que más de alguna vez se vistió de enganche.