Mi nombre es Pinilla, la eterna teleserie

La carrera de Mauricio Pinilla da un nuevo giro entre la polémica y las postergaciones. A sus 34 años y con el futuro en el aire, el sanmiguelino suma otra controversia en la decena de situaciones que le impidieron despegar definitivamente, para convertirse en el centro delantero estelar que prometía desde las inferiores de la U.

Porque su carrera juvenil estuvo lleno de hechos destacados, entre "bicicletas" y polémicas. Debutó a los 18 años y uno más tarde, Inter y Chievo compraron su pase a medias, en más de 3 millones de dólares.

En Verona no pudo ascender y se fue rápidamente a Celta de Vigo de España. Era el invierno europeo de 2004, con un debut soñado de dos goles en la Copa del Rey, pero el carácter del atacante poco a poco le fue pasando la cuenta.

Fue precisamente en Galicia donde el técnico Radomir Antic lo echó de la concentración junto a Pablo Contreras, tras protagonizar un acto de indisciplina.

Paralelamente, el ariete descollaba en la selección chilena, donde fue el goleador en el proceso para Alemania 2006, pero muchos criticaban fuertemente su actitud frente a la disciplina, entre ellos David Pizarro, quien ahora fue su compañero en Universidad de Chile.

Pero su capacidad deportiva estaba intacta para los clubes europeos. En 2004, Sporting de Portugal y escribió sus mejores momentos en el fútbol europeo de elite. Un año y medio después se fue cedido a Racing de Santander en España, pero sólo marcó un tanto de penal en 13 partidos y se fue rumiando la rabia, luego de que un dirigente publicara su salario.

Volvió a Sporting, pero los lusitanos ya le tenían otro destino: Heart de Escocia. En Edimburgo fue tratado como estrella, pero la escasa competencia del torneo británico no le dio alas para destacar.

Entonces volvió a la U, en 2007. Un paso para el olvido, lleno de problemas, con una pelea con el preparador Eduardo Azargado de por medio, ausencias y retrasos en los entrenamientos, al margen de cuestiones de fondo que colmaron la paciencia del técnico Jorge Socías, quien terminó sacándolo del equipo.

Eran los tiempos de la bullada conferencia del "Rey León", donde insinuó un affaire con María José López -pareja de Luis Jiménez- que desató las risas de medio Chile.

En caída libre, rebotando desde Apollon de Chipre hasta Vasco da Gama, mientras se separaba de su mujer Gisella Gallardo, donde firmaba los dos peores años de su carrera.

Pero el fútbol y su familia le dieron una oportunidad más. En 2009 firmó por el modesto Grosseto de la Serie B, marcó 24 goles en 24 juegos, pero una lesión lo dejó cuatro meses fuera de las canchas.

Un renacer que permitió su llegada a Palermo. "Estoy más maduro", dijo en su momento. Cagliari, Genoa y Atalanta conocieron de sus goles, pero problemas con el técnico Gian Piero Gasperini lo "limpió" de Genoa y después de Atalanta.

Con 34 años volvió a su casa azul, donde prometió títulos y un triunfo en el Monumental que no llega en 17 años. En seis meses se convirtió en figura, pero su carácter le vuelve a jugar en contra. Tanto que hoy no sabe si podrá volver a la U tras darle un dudoso "sí" a Colón de Santa Fe.

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