No bien se confirmó su arribo a la tienda cruzada, Daniel Garnero adoptó una medida acaso incómoda pero necesaria: suspendió las vacaciones que los futbolistas habían acordado con su predecesor, Tiago Nunes, y tras un pobre empate con Unión La Calera se puso manos a la obra para cambiarle la cara a un equipo que aún, ayer en Independencia lo demostró, tiene las herramientas para pelear.

“Los muchachos habían organizado con el cuerpo técnico anterior tener unos días, pero a nosotros nos mataba”, diría en el medio el DT argentino.

Y esos días de más se constataron sobre todo en el rendimiento físico —la presión alta, la entrega— que exhibió Universidad Católica contra un plantel de Colo Colo que sí tuvo días libres.

Como también Jorge Almirón.

El DT albo se marchó por una semana a España para reencontrarse con su esposa y se dejó ver por Formentera, la más pequeña de las Islas Baleares, bebiendo una cerveza.

El asunto es que esa publicación, que el mismo argentino compartió en su perfil de Instagram, ahora despierta el enojo de los hinchas albos, quienes le demandan mayor compromiso. La mayoría, de hecho, lo quiere afuera. Pero después de los idas y vueltas con Aníbal Mosa, difícilmente eso suceda.

Se acabó el crédito

Hasta hace unos meses, el pueblo albo festinaba con cada declaración o picanteo —su carcajada cuando la “U” amenazó con ir al TAS se hizo viral y ahora es hasta ocupada en su contra— que protagonizara el DT argentino, pero de pronto las cosas cambiaron y, por lo visto, ya no hay retorno.

Algunos inclusive comparan esta temporada de Almirón con el ciclo de Gareca en La Roja.