Con 26 años de experiencia en la industria de la comunicación, Daniel Habif se ha consolidado como toda una celebridad mundial debido a su trabajo motivacional. En su carrera ha impartido programas de capacitación sobre liderazgo, marketing, creatividad, publicidad, producción, recursos humanos y ventas.

Además, Habif es escritor de los bestsellers Inquebrantables y Las trampas del miedo, y acaba de estrenar su tercer libro Ruge o espera a ser devorado, con el que busca ayudar a las personas a encontrar la motivación para realizar aquellas metas que uno tanto anhela, pero que siempre busca excusas para no hacerlas realidad. A través de experiencias personales, estudios y proverbios, el escritor incita a las personas a romper con las barreras de la flojera, y disponerse a cumplir sus sueños.

Usando como metáfora la acción de rugir, el escritor explica en tres pasos cómo cambiar tus hábitos para de una vez por todas alcanzar cualquier meta que te propongas.

Desde la Ciudad de México, Daniel Habif conversó con La Cuarta y nos explicó en términos simples qué es lo que significa rugir en su libro.

“Es el lugar en donde ya sabes dónde estás parado, el rugido es el inicio de una nueva realidad en donde ya no estás dispuesto a solamente tener un deseo sino que has construido una convicción que te lleva al nivel de una comisión. El rugido es el momento en que estás blindado, equipado y listo para cabalgar indefinidamente en dirección a tus ideales, hasta que todos tus hechos logren un estruendo de lo que tú eres en el mundo que te rodea. Y lo más importante del rugido es que cuando ruges significa que has aniquilado la tiranía del silencio que te enmudecía, ahora te amas entero y no por partes. Aceptas todas tus rarezas, todas estas cosas que te incomodan que el mundo dice que deberías de quitar, o de cambiar, es ahí donde pagas el precio de la dignidad humana. Para mi el rugido es dignidad humana”, comenta el reconocido motivador.

Para conseguir un rugido, Daniel explica que lo primero que debemos hacer es inspirar, este es el puntapié inicial para conseguir la motivación, ya que consiste en hacer una exploración interna que te permita estar consciente de tus debilidades y fortalezas, incentivando a las personas a deshacerse de cualquier tipo de estigma que la sociedad haya impuesto a la manera en la que vives. Lejos de ser una acción conformista, permite que identifiquemos aquellas actitudes que nos impiden progresar y que debemos cambiar, al mismo tiempo, llama a que encontremos nuestros talentos para sacarles el máximo provecho.

Después de una intensa sesión de conocimiento propio, y cuando ya esté claro cuáles son las cosas que te mueven y aquellas que frenan, el siguiente paso para lograr el empoderamiento es inflamar. Esto significa respirar y reflexionar sobre cuál es el rumbo que quieres para tu vida, fijar una meta y trazar el camino que debes seguir para cumplir el objetivo. El autor deja en claro que una de las partes más difíciles de llegar a una meta es no desviarse del propósito, por lo que Habif entrega una serie de consejos que te permitirán tomar mejores decisiones que ayudan a crecer y no mantenerte estancado.

El tercer punto del libro es el que le da el nombre, ya que rugir es el último y más difícil paso para cumplir con cualquier propósito que uno se fije. A diferencia de los pasos anteriores, la acción de rugir es una tarea que requiere de acciones concretas más que solo palabras. Para rugir es necesario aplicar todas esas teoría de los primeros capítulos, y Daniel hace énfasis en lo difícil que puede llegar a ser cumplir con esas promesas que nos hacemos, por lo que sacar el rugido no es tarea de un día, sino que es cambiar definitivamente la forma de pensar, y enfocándose en las metas a largo plazo, sin tirar la toalla en el camino.

¿Por qué rugir?

Sobre el motivo por el que el escritor usó como analogía el rugir de un animal para ejemplificar una transformación en nuestra forma de vivir, Daniel Habib da una reflexiva explicación.

“Cuando acumulas un listado grande de pérdidas, de fracasos y estás en el suelo y todavía alguien te ve roto y viene a patearte y a repartir tus pedazos, a veces no te queda otra más que rugir, aunque sea herido, y muchas veces en mi vida he estado ahí en donde era un bicho raro, en donde no estaba acostumbrado a poner límites y tuve que empezar a mostrar los colmillos, no con una actitud violeta o confrontativa, sino con una actitud de ‘este es mi espacio y aquí mando yo’. Para mí ese rugido es ‘ya estoy cansado de tener amordazada mi voz, estoy angustiado por todas estas expectativas que me continúan gravitando todo los días’. Y a todos a lo mejor nos llega ese momento cuando decimos: hasta aquí y es en serio, cuando dices ‘ya nomás’, ‘esto ya no lo acepto’. Y no siempre se lo dices a otra persona, a veces solamente tienes que decírselo al reflejo del espejo: aquí no cabemos los dos, o te largas tú o me largo yo. Aparte encuentro que el mundo nos está domesticando cada día más, como que nos da miedo esta animalidad, este salvajismo que hay dentro de nosotros, qué pensarán, qué dirán. Ahora rugir no quiere decir que seas un devorador sino que eres alguien que cerca, que defiende su propio territorio”.

Un punto importante de Ruge o espera a ser devorado, tiene que ver con el conocimiento de tus capacidades, las que, según comenta el autor, muchas veces desconocemos o ignoramos, principalmente porque en nuestra crianza esas virtudes nunca fueron consideradas algo positivo. En este sentido el mexicano es bien crítico a los sistemas de educación que existen en sudamérica, ya que no estimula a explotar nuestros talentos.

“La educación es un concepto que supera la preparación y la formación. Estamos completamente arcaicos en los sistemas educacionales porque no estamos claramente educando virtudes y aptitudes que en realidad se necesitan para trascender o tener un impacto positivo en nuestra sociedad (...) ahora el reto es enorme y es transversal, pero yo te podría decir que ciertos cambios diminutos podrían tener un impacto muy relevante en la educación, por ejemplo la comunicación asertiva, enseñarle a la gente a comunicar y expresarse, esto es una virtud que todo el mundo va con su propia personalidad debería de trabajar para estimular el músculo de poderte comunicar. Creo que tenemos que empezar a reentrenar y desaprender mucha información, y estoy cansado también de las generaciones adultas, que se quejan de esta generación. Ellos son los líderes de esta generación, es como: ¿sí te acuerdas que tú lideraste a todos estos jóvenes?”, comenta el conferencista.

Para todo público...

A pesar de que las personas tendemos a buscar cambios en nuestras vidas en momentos difíciles, este libro no necesariamente está dirigido a aquellos que la están pasando mal, el escritor asegura que su relato puede ayudar en distintos niveles y en diferentes situaciones.

Según comenta Daniel Habif, este libro es “para cualquier persona que esté comprometida en impactar su mundo de forma positiva, responsable y estimulante, alguien que esté en su proceso de despertar de consciencia o alguien que esté dispuesto a apoyar el despertar de la consciencia colectiva. La intención es que este libro te lleve a identificarte con un diálogo, con un debate personal y tiene la proposición de nuevas ideas que llevan muchos años en nuestra vida, y que este libro te lleve a adquirir habilidades que realmente necesitas para desarrollar tu propio legado, que te ayude a fortalecer tus cualidades”.

“Es un libro que te da un aprendizaje atemporal que en futuro no es obsoleto porque se guarda en el corazón, y creo que en el angustiante presente en el que vivimos es necesario generar un vínculo más allá de la razón con el lector, que realmente de beneficio para todos los escalafones de la sociedad. El libro habla del amor, de la honestidad, de la empatía, integridad, del servicio, estos valores que jamás caducan y que nunca deberían estar fuera del decálogo de la humanidad. Yo creo que es para un hombre de 65 años o para un joven de 15 años, para una mujer divorciada o para un matrimonio, para un CEO o para un emprendedor”, concluye Habif.