Otro final para Dexter Morgan

Dexter
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Dexter: New Blood parece reescribir la leyenda del colorín Michael C. Hall en la pantalla del streaming. Un policial imperdible para maratonear con altas dosis de suspenso, sangre a borbotones y un ritmo despiadado con personajes entrañables.

¿Han empezado el teletrabajo con la cabeza en la almohada? Me acaba de pasar por culpa de Dexter: New Blood, los nuevos capítulos de Showtime para la serie del forense colorín que parece hablar con la sangre.

Es que es imposible ver un solo capítulo de Dexter y dormirse tranquilo hasta la alarma del otro día; no señores, acá hay material de maratón.

Hace más de 15 años, Michael C. Hall —el protagonista— nos sorprendió con un policial ambientado en Miami pero no al estilo de la factoría CSI, que parece que viven en una nevera porque siempre están con la chaqueta puesta en la capital de la humedad.

En Dexter la acción transcurre entre sudorosas guayaberas, son cubano y sangre, mucha sangre de cuerpos troceados y muertes brutales, desayunos cargados a la proteína y algo de spanglish.

La serie comenzó con doce capítulos perfectos, sin altibajos, como una novela corta, imposible de soltar tras un solo capítulo —insisto—. Un engranaje argumental perfecto y lleno de ritmo, con suspenso y el pegamento suficiente para atrapar a los fanáticos de las buenas series criminales, con personajes complejos y sin capítulos autoconcluyentes. Porque Dexter es mucho más que eso.

La trama es simple: un policía experto en asesinos seriales descubre que su hijo comparte los rasgos de un psicópata. Al entender que la vida —o en este caso la muerte— se abre camino, el padre intuye que no podrá detener la naturaleza del hijo y lo entrena en una suerte de código de honor —el “código de Harry”—. Una manera de que mate pero solamente a los que son como él.

Con los años, ese muchacho se convierte en Dexter Morgan, un forense de la policía de Miami que parece comunicarse con la sangre en sus más amplias presentaciones y que brilla como investigador.

Otro punto alto de la serie es su estética y tengo una pequeña teoría millennial. ¿Se acuerdan de los videos de System of a Down y Papa Roach? Varios de ellos, como “Toxicity” o “Last resort”, fueron dirigidos por Marcos Siega, el mismísimo director de Dexter (y Paramore – “That’s what you get”, Weezer – “Island in the sun” y un largo etcétera musical). Ah bueno, el hombre que nos formó en los 2000 sigue haciendo de las suyas.

Dexter: New Blood
Dexter: New Blood

Lo nuevo

En noviembre pasado, la señal de streaming Paramount+ estrenó Dexter: New Blood, el epílogo de la serie. (Alerta de spoiler) Acá, Dexter ya no es Dexter sino el amable Jim Lindsay —un coqueto guiño al autor de los libros de la saga—, vendedor de una tienda de caza en el ficticio Iron Lake, otro de esos fríos y nevados pueblitos que los gringos venden como para perderse y empezar una nueva vida.

Son solo diez episodios en los que Dexter Morgan recibe el llamado de la paternidad y deberá pasar de cazador a ser cazado. De hecho, el ciclo está pensado como la presentación de un nuevo personaje y el ocaso de otro. Pero tranquilo, lector, que eso deberás descubrirlo por tu cuenta.

¿Pero cómo llegamos hasta acá? Después de fingir su muerte una década atrás a manos de un huracán, Dexter se reinventó una vida, abandonó Miami y se instaló en la nieve de un pequeño pueblo donde todos se conocen, sale con la jefa de policía de la ciudad, y ha estado reprimiendo su instinto asesino y justiciero con suficiente éxito.

Por supuesto, todo cambia cuando repentinamente aparece Harrison, su hijo con la recordada y fallecida Rita. Es que todo el pasado de Dexter está, a estas alturas, bajo tierra (o el mar).

Dexter: New Blood
Dexter: New Blood

La aventura final corre por cuenta de un camionero retorcido con un hijo zorrón que despertará al “pasajero oscuro” de nuestro protagonista. En adelante, todo será vertiginoso en Dexter: New Blood y sin dar chances de soltar la maratón.

En un hermoso y perturbador capítulo llamado “Pecados del Padre”, Dexter transforma su oscuro soliloquio que nos mantuvo atados desde 2006 en una lección ejemplar, sin moralina ni frases de autoayuda. Con la firma de Clyde Phillips, el ex forense de Miami que ahora vive entre la nieve descubre que siente amor por primera vez. Eso es todo. Grande Dexter, la primera gran sorpresa del año.

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