Mary Rose McGill es la reineta indiscutida de nuestra socialité, pero los soberanos también lloran, y ella no queda ajena a esa regla. Cache que la iñora está metida en un entuerto que, según papeleo legal, podría dejarla con lo puesto, posom, al más puro “estáil” de “Pituca sin Lucas”, ya que la están amenazando con embargarle hasta su pelela de plata de su depa del piruláis barrio El Golf.

Según la causa C-2537-2015, la dama de Chilito arriesga el embargo (con descerraje y todo) de sus bienes, por una deuda que mantendría desde julio con Eufemia del Carmen Cifuentes, su ex empleada del hogar, a quien le adeuda unas pepitas de oro.

Chata de que no le cancelaran el monto, la “cenicienta” partió a la justicia laboral para apurar el pago, pero en todos estos meses no ha visto engordar su banano. Eso al menos se desprende de que todavía la causa esté vigente.

Con documento judicial en mano, fuimos a buscar a la querida Mary Rose, pa’ conocer su opinión al respecto. Al llegar a su “modesto” depto, nos recibió con su amabilidad característica, pero no muy japi con el asuntito.

“Eufemia (la ex nana) era una mujer loca, que sólo buscaba dinero”, sapeó la tía al diario pop.

-Tía Mary Rose, ¿en qué queda la demanda?

- La demanda de esa mujer, de quien no me refiriré, porque no merece que la mencione, quedó en nada. Efectivamente es cierta, pero ya cumplí y pagué.

-¿Entonces no se nos va del depa?

- Por supuesto que no. Esta señora sólo quería dinero y lo consiguió. Si tengo que pagar esto, lo pago y listo.

-¿Y pagó ya?

- Claro que sí, no le debo un peso a nadie. Es lamentable todo esto, me da rabia... y porque no tengo nada que ocultar es que les respondo. Yo ya pagué esa demanda.

Así, la reina del socialité chileno se desmarca de la demandante, quien se encuentra inubicable. Eso sí, la orden de embargo aún tiene validez y esta debe ser levantada pronto, si es que es cierto que el monto fue cancelado.

En todo caso, nos soplaron que la veterana no es quien maneja ni administra sus lucrecias, sino que son sus hijos, y que entre ellos se habrían agilado y la metieron en este cachito, ya que alguien no se quiso hacer cargo de pagar lo adeudado y la sangre corrió hasta el río.