Ponerse pechugas ahora es como ir a comprar pan a la esquina. No hay farandulera en este país que no tenga ganas de enchularse la delantera, ponerse cachetitos, achicarse la piporra o estirarse el caracho.

Vivimos en el mundo del plástico, y aunque a muchos les guste, hay varios caballeros enchapados a la antigua que prefieren a las cabras tal como llegaron al mundo, bellas y naturales.

Este ranking es para hacer justicia con la mujer normalita y para demostrar que se puede ser rica sin necesidad de intervenciones quirúrgicas más caras que estudiar en Chile.

Advertencia: si finalmente se descubre que no son naturales, le debemos un aplauso al doctor por hacer bien la pega.