Basta mirarla en cámara lenta con esa camisa vaquera y sombrero de ala, para entender por qué Rubén (Fernando Larraín), el pastelazo que protagoniza la peli "Brillantes", queda con taquicardia pasándose rollos con el personaje de Ignacia Costaguta.

La chiquilla, que en el pasado se dedicó a la publicidad y nos dejó hirviendo como modelo de calendario de Pisco Capel, tuvo su primera vez en el cine con esta comedia, en la que interpreta a Samantha, una gringuita bien califa, polola de Víctor (Álvaro Rudolphy).

"Fue demasiado choro trabajar en una película por primera vez y, hacer de Samantha, lo hizo más entretenido aún", tira contenta sobre el papel, que espera le siga abriendo puertas en el cine jaguar.

En la peli, la cabra es como tonta pa' la cochiná y está que corta las huinchas por ser mami, lo que la lleva a cometer mil locuras.

-Tantos años haciéndonos sufrir como modelo. ¿Cómo fue que llegó a la pantalla grande?

-Yo trabajaba en una agencia y allá me hablaron sobre la película. Hice el casting y funcionó súper bien. Al principio fue por una cosa física, pero igual después cacharon que tenía el tema actoral, así que me fue bien.

-¿Cómo eso de lo actoral?

-Es que estudié teatro dos años en Viña y después me vine, pero siempre quedé con el bichito de ejercer.

-¡Mish! Oiga, su personaje es rica y ninfómana. ¿Le costó personificarla?

-¿Sabes qué? No fue tan difícil. El director me dijo más o menos lo que quería y yo le puse de mi pasta. Igual le pedí ayuda a los actorazos que tenía al lado y me dijeron que andaba todo bien, así que me relajé y la cosa fluyó.

-Era un elenco lleno de jotes. ¿Cómo fue desenvolverse ahí?

-Muy normal. En verdad todos estaban ahí haciendo su pega, aunque nos dimos cuenta que se formó un equipo súper rico y en el que teníamos mucha confianza.

-Igual dejaste con dolor de muelas al papel de Fernando Larraín...

-Jajaja, sí. Pero era porque su personaje tenía mucha imaginación.

-¿Y lo de sexy y buena pal’ catre tiene relación contigo?

-En verdad con Samantha nos acerca más las ganas de ser mamá, porque a mí también me gustaría serlo.

-Ah, ¿sí?

-Sí, me gustaría. El día de mañana, obvio, pero tengo el instinto maternal súper a flor de piel.