La idea de grabar un programa de tevé durante una comilona ha sido utilizada en más de una ocasión por la televisión chilensis. De hecho, durante los años ochenta e inicios de los noventa la especialidad estuvo a un paso de trillarse producto de tanta oferta que hubo a disposición.

Pese a lo anterior, los cambios de mercado que se sucedieron hasta la actualidad provocaron que la idea de combinar la hora del manye con largas conversas, se confundiera por largo rato con proyectos pasados de moda o relacionados con una pantalla más cartucha. Lejos de eso, la ausencia de todo tipo de diálogos de largo aliento se hizo sentir por si sola.

OPINIÓN

En esa, durante los últimos meses han surgido nuevos espacios para conocer la opinión de personajes públicos (detalle obvio, pero casi ausente en la tele a color), destacando "Mesa Reservada", la nueva pomada del líder de los tatitas de la televisión, Alfredo Lamadrid, quien reposicionó la idea de estirar la lengua en medio del mastique.

Desde el cuarto piso del tradicional "Club de la Unión", el canoso periodista reúne cada domingo a un lote de sus compipas y se larga a conversar sobre esto y aquello, en una tertulia de una horita que incluye desde curiosas anécdotas hasta cuáticas y directas opiniones sobre la contingencia nacional.

La clave del brillo ha sido actualizar el formato a nuestros días, manteniendo la camaradería y la altura de miras de programas de antaño tales como "Almorzando en el 13", pero agregando la libertad de temas y el chasconeo propio de la programación actual. No golpeará ni tendrá un rating abismante, pero puchas que nos hacía falta el ejercicio de hablar y escuchar.