Polo Ramírez cuenta cómo le hacía los chistes a Condorito

Todas las mañanas en Canal 13, usted lo ve serio y poniendo la pelota contra el piso entre tanto payaseo. Por eso mismo, imaginárselo echando la talla con Don Huevo, compartiendo unas copas con Garganta de Lata o sacándole las pulgas al Washington, parace algo imposible, pero así fue el pasado del Polo Ramírez.
Sí, pues. Es que el canoso contó que de cabro tuvo entre sus primeras pegas algo que pocos pensarían por estos días: cranear chistes para la archiconocida revista de humor chileno, “Condorito”.
Así, como lo ve, compuestito y bien correcto, el Polo ponía a trotar sus neuronas pa’ sacarle carcajadas a todos los parroquianos que compraban la mítica publicación criolla.
"Eso fue a mediados de los 80, por ahí en el 86, 87...", recordó el periodista, quien reconoció que ganaba poco con el pituto, pero que igual lo salvaba en momentos complicados.
"Este trabajo llegó en un momento ideal. Mi polola estaba embarazada y yo debía asumir nuevas responsabilidades, así que necesitaba plata a como diera lugar. Por intermedio de un amigo, llegué a este pitutito. Y fue increíble, porque con esas chauchitas pude pagar el nacimiento de mi hijo mayor", rememoró el ex "Rey Guachaca".
- ¿O sea que Condorito fue su mecenas?
- ¡Jajajá! Todo el rato. Porque gracias a ese trabajo, también pagué mi matrimonio, así que soy un eterno agradecido de Pelotillehue, Buenas Peras y toda su gente.
- ¡No es pa’ menos! Oiga, ¿y cómo se le ocurrían los chistes?
- A veces salían solos. En otras ocasiones, buscaba inspiración en algunas revistas gringas, pero siempre había que tener la habilidad para tomar la idea y adaptarla a ese humor tan especial de Condorito.
- ¿Cuál era su personaje regalón?
- ¡Todos! Con cada uno se podía hacer algo especial. Con Doña Treme, por ejemplo, uno se vengaba de la suegra, aunque yo con la mía me llevaba bien, así que hacía de justiciero con algunos conocidos jajajá.
- Pero me imagino que a alguno de los monos lo trataba de meter siempre, así por cariño, ¿no?
- Sí. Siempre trataba de hacer chistes donde estuviese Huevo Duro, lo encontraba genial.
- ¿Recuerda alguno de sus chistes con un sentimiento especial?
- Sí, y es el único que no me causó nada de risa...
- ¿Tan malo era?
- Es que el chiste cruel fue que un día me echaron, poh... jajajá. Condorito estaba en la ruta hacia la internacionalización. Esa fue una gran noticia para mí, pues pasé de mandar unos cuantos chistes, a ser parte del equipo, con sueldo fijo y todo.
- ¿Y antes no le pagaban un salario cada 31?
- No, poh. Ni siquiera me pagaban por chiste: ¡ganaba por cuadro, por viñeta! Entonces me las ingeniaba para hacer que los chistes fueran lo más largo posible, para poder cobrar más.
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