Hasta los 16 años se llamó Juan Pablo Escobar Henao y vivió en una burbuja, rodeado de resmas de dinero en efectivo y guardias armados.

Todo hasta que la tarde del 2 de diciembre de 1993, un comando de 20 milicos colombianos encontró y ejecutó a su ultra buscado padre, el reconocido y peligroso narcotraficante internacional, Pablo Emilio Escobar Gaviria, provocando un vuelco de 180 grados en la vida del joven y en la de su madre, Victoria Henao, y de su hermana, Manuela.

Desde entonces, y no sin antes recibir una buena apretada de parte de los enemigos de su progenitor, a Juan Pablo no le quedó otra que cambiarse de nombre e incluso de país, buscando suerte junto a su pequeña familia en Buenos Aires, bajo el mote de Sebastián Marroquín Santos.

Precisamente con ese nombre, el primogénito de Escobar comenzará en las próximas semanas un lucrativo negocio en nuestro país: la venta de una exclusiva y costosa colección de ropa, cuyo brillo se basa en el estampado de documentos privados y originales del capo del Cartel de Medellín.

Apoyado por un inversionista chileno, el hombre quiere aprovechar la moda que se ha instalado en nuestro país con relación a su "papi riqui", gracias a la serie "El patrón del mal", que Mega emite en su franja nocturna. Incluso, ya planea una visita, probablemente para ser entrevistado por la misma televisora.

"Se trata de diseños que muestran documentación de Escobar, tales como su carné de identidad, sus libretas de ahorro e incluso un certificado de antecedentes penales sin anotaciones (obviamente previo a que el perico se pusiera maloso)", contó a ESP una fuente que solicitó el resguardo de su identidad. Pese a los años, los Escobar siguen provocando "prudencia" en las palabras.

"Además, incluyen fotografías de su padre y frases amedrentadoras escritas en inglés de puño y letra de Escobar", agregó el datero, quien afirmó que de todas maneras él cree que las pilchas no se lavan ni en seco ni con esos detergentes en polvo que venden a precio de oro.

La marca “Escobar Henao” produce desde camisetas hasta jeans.

Con ventas que hasta ahora sólo se realizaban a través de internet en países como Estados Unidos, México, Ecuador y España (en Colombia no se comercializan), los precios de las prendas varían entre 90 y 140 billetes verdes, e incluyen una moneda en la que figura el nombre del narcotraficante y su año de nacimiento, a modo de certificado de autenticidad y pureza de la marca. Esa onda.