Fiestoca, mujeres, copete y fin a la castidad. Así de loca fue la noche de encierro en la que el nerd Cristóbal Curitol gritó por primera vez ¡Viva Chile! en La Bella y el Geek.

El ñoño cumplió el sueño de cualquier nerd y también de varios otros que no lo son, ya que pudo anotar y dejar atrás años de “manuelismo”.

Todo sucedió en un carretito que organizaron pa’ los participantes del cocido de Chilevisión. Aprovechando la euforia, Tamara Soto -la maravillosa personal trainer- secuestró a Curitol y lo hizo su prisionero entre las sábanas.

Lo más cuático es que el afortunado Cristóbal no es la pareja de la Tammy, sino que él está en plan de joteo con la crespita Nena, quien debe haber quedado con el manso cuello.

Claro que su dolor -si es que existe, pues hasta ahora la morocha casi ni le ha dado bola a Curitol- ni se compara con el alma destruida que debe tener Sebastián Vásquez, el sociate que le estaba poniendo empeño pa’ conquistar a la coquetona Tamara Soto.

Pero como todo siempre puede ser peor, más que adolorido por ver cómo se le escapa su minoca, el Seba tiene los cuernos filuditos, pues Curitol era uno de sus yuntas y fue el primero que ni dudó en clavarle el puñal por la espalda.

Y como las tragedias siempre pueden ser aún más terribles, el pobre gorreado del Seba Vásquez fue testigo privilegiado de la traición de Cristóbal y Tamara, ya que escuchó todo el triquitriqui y el ukachaca que le estaban poniendo los dos nuevos tortolitos.

¿Tortolitos? parece que hasta por ahí nomás. Es que cuando la pechocha Tammy se dio cuenta de quién era el pastelito al que le había prestado su crema, se arrepintió al toque y ya no quiere saber na’ de Curitol.

Lo penca es que el cabro se había ilusionado y quería conquistar a la chiquilla. Pa’ su malacue, la loca ni lo infla.