Diana Bolocco tenía claro que pasar del 13 a Mega era una apuesta no sólo profesional, sino que también personal. Y cuando ya se acerca a los tres meses desde su debut en el Mucho Gusto (el pasado 3 de junio), saca cuentas alegres. Con una sonrisa de oreja a oreja explica a La Cuarta que ha logrado compatibilizar de la mejor manera posible, como busca toda persona que trabaja, el trabajo con la familia.

"En términos familiares ha sido muy bueno, ya que con Cristián (Sánchez) tenemos el mismo horario, que es en el que los niños van al colegio, lo que me ha permitido tener las tardes más libres para estar en la casa y hacerme cargo de todo lo que tiene que ver con eso", explica Diana.

- Esa sí que es una lista larga de gratificantes pero absorbentes deberes.

Poder hacer las tareas con los niños, llevarlos al doctor, a sus actividades extra programáticas, es harto. Realmente este horario ha sido un regalo, porque me permite estar mucho más tiempo con ellos.

- ¿Por qué apostaste por un matinal?

Era uno de los proyectos que me faltaba hacer en televisión. Hace tiempo tenía ganas de estar en un programa diario y así de acercarme mucho más al público, porque un espacio de estas características te permite eso y que la gente te conozca en diferentes facetas.

- ¿Fue difícil adaptarse a un grupo que en pantalla se ve tan unido, que se conocen tanto?

Tengo la grata sensación que he trabajado aquí desde hace mucho tiempo. Han sido todos muy generosos en recibirme, tanto los que están en pantalla como los que están detrás de ella. Es un equipo grande, muy profesional y han sido muy cariñosos conmigo.

- Tomando tus palabras de un equipo grande, ¿no se topan mucho?

Creo que todos tenemos espacio, es un programa largo, de cinco horas, donde todos somos necesarios y cada uno aporta lo suyo.

- En la tele es muy importante la complicidad en pantalla, ¿cómo enfrentas eso?

Hay muy buena onda entre todos y de a poco se ha generado complicidad, la que tiene que ver con conocerse y mientras va pasando eso se tienen historias en común, anécdotas y se sabe lo que el otro le causa risa, le incomoda, pero eso requiere tiempo, y en estos casi tres meses se está logrando. He aprendido a leer a mis compañeros y ellos me han aprendido a leer a mí.