Por Eduardo OrtegaEl desconocido pasado como actor de Otakin: “Duró lo que tenía que durar”
En 2015, antes de hacerse famoso en las redes sociales, a Otakin lo convocó un reconocido comediante nacional para su obra de teatro.
Una década atrás (cuando todavía no había rastros del influencer/antiinfluencer que convenció al público con reviews poco convencionales a los platos de comida que ofrecían los restoranes de Concepción y luego de Santiago y luego de Arica y finalmente de todo Chile) a Rodrigo Fernández lo agarró por sorpresa una llamada:
—Hola, cómo estás. Soy Cristián García-Huidobro, quizás tú me conoces por ser El Humbertito o porque estuve en Sábado Gigante.
Más o menos así, simula Fernández, se presentó el reconocido actor y comediante, a quien no conocía de ningún otro lado que la televisión. De ahí la sorpresa.
Pero unos minutos más tarde completó la película: “Un examigo de Valdivia se estaba lanzando para alcalde y quería promover su candidatura, así que llamó a Cristián porque él tenía una obra política que se llamaba La Nueva Minoría. Y él le dice: tengo la obra armada, pero me falta un gordo simpático. Y este hueón le dice que conoce a uno”.
—Me dice —sigue Fernández— que necesita un guatón simpático, que vio un video mío que yo había subido a Facebook llorando con el final de Titanic, imagínate. Y me dice: me gustó la actuación, quiero contar contigo, así que mándame un video haciendo de borracho, entrando a una oficina.
Ese día salió de casa, bebió algunas copas de más y regresó entrada la noche con la intención de grabar la escena. Pero algo pasó en el camino (“me desmotivé”) y decidió que no, mejor que no.
—Y a las siete de la tarde del día siguiente me llama (García-Huidobro) nuevamente: “oye, guatón culiao, no me mandaste na’, pero igual me tincaste. Te mandé por mensaje de texto el código del pasaje, te vienes mañana a Santiago”. Y así fue. Llegué el miércoles a Santiago y el viernes estrenamos la obra en Rancagua.

La Nueva Minoría era, en resumidas cuentas, una comedia que echaba mano al sarcasmo para burlarse de Chile. García-Huidobro encarnaba ahí al “Ciudadano Gutiérrez”, quien buscaba rebelarse contra la “esquizofrenia social” del país. En tanto los “Ilustres desconocidos”, interpretados por los actores Javier Mora, Ayleen Sánchez y Jimmy Fredes, y otros tres reclutas (aquí Fernández) se unían para descubrir los “dolores” y “desvaríos” de nuestro país. La obra se presentó por una temporada en el Teatro San Ginés y giró, con buenos números, de norte a sur. Fernández creyó que ése sería su despegue.
Hoy, ya con el traje de Otakin, otro presente, en un reality, recuerda así el proceso:
—Cumplía con todo lo que el mundo requiere para ser conocido: que alguien te agarrara y te dijera sos bueno, vamos. Así era el proceso antes de las redes sociales: que te conociera un manager, que te viera en la tele y te hiciera famoso. No existía esto de poder exponerte y editarte tú mismo. Finalmente sí le saqué provecho, sí hice harto lobby, sí conocí harta gente, pero esta obra duró lo que tenía que durar, duró cuatro o cinco años, y listo. Me gané mis lucas, viví un tiempo en Santiago con un amigo, casi que de allegado, en San Miguel. Y eso.
La Firme con Otakin
Lee esto y el resto de sus historias de Otakin —cuando dilapidó el millonario premio que ganó en un casino o cuando, apremiado por las deudas, le pidió dinero a algunos influencers o cuando casi cae de un acantilado en Chillán— en La Firme de esta semana.
Imperdibles
Lo último
hace 4 min
hace 11 min
hace 53 min
16:01
14:54
Lo más leído
2.
3.
4.

















