“Está lleno de hueones que me pelaban y eran amigos de Kaminski”: el descargo de Diego Urrutia contra la farándula
En una extensa conversación con el diario pop, el comediante y tiktoker lamentó que su relación se haya visto empañada por la exposición.
“Todo me lo tomé como si fuera un chiste, es que era muy absurdo”, dice Diego Urrutia (30), flaco, alto, de sonrisa fácil. Y luego explica los porqués.
Vestido con una polera oversize negra y un pantalón ancho beige, el humorista y tiktoker admite que el escenario de Viña del Mar era una meta, pero una meta a la que le había asignado un deadline hasta 2030. Por eso, insiste, era absurdo. Y también, porque lo contactaron por primera vez mientras se cortaba el pelo y los hizo esperar a todos, porque cerró con el director ejecutivo por videollamada estacionado afuera del teatro Palermo, porque dispuesto a celebrar fue a comprar un pack de cervezas y cuando le contó al caballero que se lo vendió no lo tomaron en serio, porque lo invitaron a la gala a las once de la noche.
Su popularidad adquirida en TikTok despertaba dudas, Rodrigo González comparó su humor a una hamburguesa en un matinal y unos días antes Paul Vásquez se ofreció públicamente para tomar el lugar de Yerko Puchento. Pero así y todo, Diego Urrutia no se hizo problemas: “me quedé encerrado en la casa, sin ver Internet, sin ver televisión”. Llegó a Viña “cagado de la risa”.
Las cosas, sin embargo, cobraron otro cariz cuando ya había guardado entre sus pertenencias las gaviotas de oro y plata. Entonces sobrevino la real exposición y, medio obligado, no le quedó de otra que dosificar las sonrisas.
El Copihue de Oro, nominaciones que aún no esperaba, el escenario de la Teletón, en los premios Caleuche. Y una relación con Carla Jara, actriz, presentadora, recordada fundamentalmente por su pasado en Mekano, que de pronto se convirtió en el blanco de la farándula.
—¿Cómo lidiaste con eso?
—La viví con menos positividad que las otras cosas. No lo viví como cagado de la risa, me preocupó y no me gustó. No me imaginaba para nada en farándula.
De hecho, Urrutia admite que cuando les contó a sus padres de la relación con Jara, también les ofreció disculpas. “Porque uno sabe igual dónde uno se mete”, “iba a estar difícil la hueá”.
—Bromeaste con que antes le contabas las cosas a tus amigos, pero que ahora hay que contarlo primero a Primer Plano. Hasta te fueron a buscar.
—Cuando me preguntaron de Primer Plano, ni siquiera tenía claro si habíamos terminado o no... o sea, habíamos terminado, pero estaba ahí muy fresco. Ni siquiera a mis amigos les había contado y ya estaban los hueones preguntándome. Me carga que mientan, hueón, sinceramente me carga que mientan. Y no hay nadie que después desmienta la hueá.
—Y tú no quisiste ir a dar tu versión.
—(Es que) Está lleno de hueones que, ponte tú, me pelaban y eran amigos de Kaminski, pero ellos no lo decían. La farándula trata de picanearte, a ver si caís, si pisái el palito. Lo hacen todo el rato. Pero no me gusta, porque es poco sincero. Cuando inventaban alguna hueá, y después se veía la realidad, había un desmentido chiquitito, si es que había un desmentido. Es incómodo, es una hueá que ni siquiera a la gente le importa.
En esto último se aferra Urrutia:
—Si la gente comenta las cosas, o las ve, es sólo porque les están ofreciendo eso. Si ofrecierai otra cosa, la gente comería otra cosa.
La Firme con Diego Urrutia
Lee esto y el resto de su historia —sus acercamientos a la comedia, su breve paso por el periodismo, lo que recubrió su paso por el Festival, la tragedia de su hermano y más— en La Firme de esta semana.
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