Una disfonía amenazó toda la semana a Jorge Alís con dejarlo sin palabras. En su conferencia de prensa, a 48 horas de su presentación de anoche, se hizo evidente que estaba complicado, tenía un hilo de voz que ameritaba una solución rápida.

Alís la hizo corta y antes de enfrentarse al Monstruo se inyectó corticoides. El acto surtió efecto inmediato y le permitió hablar de corrido durante su extensa, musical y teatral rutina.

El "argentino QL" partió bailando cueca con un team de inmigrantes caribeños, primera patita de lo que se venía y cruzó toda su presentación: una completa e ilustrada radiografía de Chile. No escatimó chuchada típica chilensis, escenografía y extras para descuerar al país en que lleva 23 años.

"Chile es la copia triste de Argentina. Éramos honestos, no robaban, o no robaban tanto. No se notaba la hueá. Nos superaron", lanzó y de inmediato vino la explicación mayor: "Roban los milicos, los pacos. Roban los políticos, algunos por acá (apuntando a la gente)". El público junto con reír, movía afirmativamente la cabeza, asumiendo que la talla era la pura verdad.

El actor y amante del tango continúo su espectáculo desmenuzando su imparable vida de padre y de casado. El estrés de vivir endeudado hasta el cuello, lo difícil que están los adolescentes ahora, los catetes grupos de los apoderados del WhatsApp y un sinfín de situaciones que sólo pasan en este lado de la cordillera.

Con la Quinta a sus pies y convertida en un café concert, con un peak de rating de 50 puntos, el comediante fue interrumpido por los animadores para entregarle la Gaviota de Plata que pedía la masa a gritos, igual que la de oro.

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