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Karito Rojas, la Doña Carter: “Mi abuelo me contaba chistes ordinarios a los 5 años”

La comediante que sacó carcajadas en la última edición de Coliseo cuenta como se reinventó gracias al humor y ahora sueña con llegar a Viña.

La vida de Karolen Rojas estuvo siempre vinculada al mundo de la hípica. Criada entre corrales, caballos de carrera y un mundo marcadamente masculino, no concebía un mundo fuera de la tradición familiar de los Rojas Chamorro.

Dedicada durante años a confeccionar trajes para jinetes, terminó casada con uno de ellos, tuvo dos hijos y mantuvo, hasta cierto punto, una vida tranquila. Pero tras 15 años de matrimonio y producto de una infidelidad, Karolen tuvo que reinventarse. Hoy, tras un largo tránsito, se dedica al humor y tras su última participación en el programa Coliseo, se perfila como una de las favoritas para seguir avanzando y lograr el sueño de llegar a la Quinta Vergara.

Conversamos con ella para conocer su historia, su inspiración para su estilo de humor rápido y picarón y cómo es vivir de la comedia en un mundo de hombres.

¿Siempre te ha gustado el humor más subido de tono?

Esto es casi una herencia familiar. Somos nacidos y criados en el mundo de la hípica siempre hemos sido muy graciosos, con la talla a flor de piel.

Por ejemplo mi abuelo, que es como el patriarca de los Chamorro, me enseñaba chistes ordinarios cuando tenía 5 años. Y desde que recuerdo mi familia es como la miel, cuando llegamos al Club todos se acercan y les echamos la talla. Y por supuesto sin censura.

¿Y cómo ocurrió este cambio de la hípica al humorismo?

Yo siempre quise ser artista desde chica. Me encantaban los aplausos entonces bailaba, cantaba y contaba chistes a mi familia y a los que estaban en el hipódromo.

Recuerdo que también hacía tributos a Ana Gabriel y a Cecilia en bingos. Fue con el canto cuando comencé a tener ese apego con la gente.

Pero cuando me separé, fue todo un caos. Mi marido era jinete y me engañó con otra persona relacionada a este mundo que es super cerrado, entonces me sentí como parte de la farándula, todos hablaban de eso.

Entonces tuve que reinventarme, empezar de cero. Me fui a vivir con mi madre y ella me botó todas las cosas y me dijo “vas a empezar de cero, de ahora en adelante todo lo que tengas será fruto de tu esfuerzo y no vas a depender de nadie más”.

Ahí fue cuando por recomendación de la gente del Casino del Club Hípico me puse a buscar cursos de humor, porque todos me encontraban muy graciosa, que tenía talento para ello.

Me metí al curso de Bernardita Rufinelli y altiro me dijo que tenía futuro. Luego tomé otras clases con Jorge Pérez Videla, con quien trabajamos mucho mi autoestima y así es como nació Karito Rojas.

¿Cómo fueron tus primeros shows?

Todo esto de los cursos ocurrió en el año 2019, así que comprenderás que después vino el estallido social y la pandemia. Mis primeros shows eran online y ahí la plata se dividía entre quienes llevaban más personas para comprar entradas y me dediqué a eso, a que compraran entradas para que me vieran.

De ahí empecé de a poco: me invitaron a radios comunales y ya me veían un potencial. Yo a esas alturas ya solo quería salir a actuar, así que cuando se abrieron los locales yo buscaba famosos para telonear de a poquito, aunque fuera gratis, solo quería darme a conocer.

Y ahí empecé a ver y sentir que la gente de verdad se reía mucho por mi estilo de humor, que son muchos chistes cortos y por lo general, muy ordinarios. Como dije en su momento, la Chiqui Aguayo es una dama al lado mío y mientras más chuchadas digo en los bares, la gente revienta de la risa.

De hecho han salido varios apodos: La Metralleta del Humor, Doña Carter, ¿Cual te identifica más?

Al principio fueron los venezolanos que iban a mis shows los que me pusieron “La bombardera del humor” por lo rápido que son mis rutinas. Ya después me cambiaron a la “Metralleta del chiste” y ahora en el programa me pusieron la “Doña Carter”.

También me han presentado como la hermana perdida de los Atletas de la Risa por el tipo de humor, pero en realidad creo que lo que más me representa es la velocidades de la rutina. Hay mucho remate por segundo, mucha risa por minuto.

Si llegas a ganar Coliseo ¿Crees que te obliguen a cambiar tu rutina para hacerla más televisiva?

Uno sabe que hay distintos ritmos para distintons lugares como los bares o la televisión. Por ejemplo ahora que mi rutina es televisada, me aconsejaron bajarle un cambio porque es tele. Es como cuando uno escucha un audio de WhatsApp en 2x, bueno, yo hablo como en 8x.

Entonces esa es una de las cosas que tengo que trabajar. Y sobre el resto, la verdad mi rutina es de humor pícaro, criollo y urbano, no necesariamente ordinario. Sí, hay mucho doble sentido pero no necesariamente garabatos, que la verdad a veces los uso como una muletilla.

Cuando tuve la reunión con la producción del programa me dijeron que me habían visto y que mi humor era muy fuerte, y si creían que podía llegar a Viña con ese humor.

Yo les dije que si me dejan ser Karito Rojas, con mi tipo de humor, me llevaría del pico la Gaviota. Pero también se que la rutina hay que ponerle algo de cloro, Vanish y Poet y que se puede trabajar para cambiar algunas palabras y quede igual de pícaro.

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