Las confesiones de Priscilla Vargas: paso por el Miss 17, salidas de libretos y su consolidación en Mega

Periodista habla de lo humano y lo divino con La Cuarta, donde repasa sus inicios en la televisión y su actual pega como conductora de Meganoticias Amanece.

Por estos días, uno de los rostros consolidados que tiene Mega en el área de prensa es Priscilla Vargas. La periodista se luce cada mañana junto a José Luis Repenning, con su colega y amigo, con quien abren la parrilla del canal con Meganoticias Amanece, de lunes a viernes, a las 5:45 de la mañana.

Eso sí, su camino al éxito no fue de la noche a la mañana. Priscilla llegó al canal de Vicuña Mackenna cuando tenía 23 años y su carrera, de ahí en más, año a año fue subiendo como la espumita. Hoy, luego de 43 vueltas al sol, saca pecho como una de las comunicadoras más queridas de la tele a color.

Priscilla Vargas

Y ojo, que en su época de escolar jamás se le pasó por la cabeza la pega que realiza hoy en día. Así lo relata en en diálogo con La Cuarta, donde revela que su hermana mayor fue quien la incentivó a estudiar periodismo en su adolescencia.

“Desde chica me gustó la televisión, pero no para trabajar delante de las cámaras, sino que detrás de cámara”, revela de entrada.

Y en esa misma línea, agrega: “en segundo medio yo quería estudiar comunicación audiovisual, que era una de las carreras que empezó a surgir en esa época, era súper nueva y mi hermana que es un poco mayor que yo, unos tres años mayor, ya había entrado a estudiar dirección y producción de televisión. Entonces ella me dijo ‘mira, a ti te gusta escribir, por qué no intentas estudiar periodismo, que es una carrera más completa, y te van a enseñar a usar las cámaras, editar y todo lo que a ti te gusta hacer y probablemente. termines siendo directora”.

Incluso, Priscilla cuenta cuál era su gran sueño por esos años. “En ese tiempo quería ser directora de televisión. Estaba full de moda Viva el lunes, y yo hubiese sido feliz dirigiendo un estelar. Era como mi objetivo en segundo medio, como a los 15 años”, reconoce sobre los días que le empezó a picar el bichito con las comunicaciones.

Miss 17: el empujoncito que le faltaba

En medio de la conversación, Priscilla también recuerdó su poco conocido paso por el Miss 17, concurso de belleza que se hacía en Chile hasta hace un par de años, y que sin querer se transformó en un episodio que le sirvió para agarrar confianza y, posteriormente, tirarse a la piscina con los desafíos que el destino le tenía preparado.

“Surgió por una baja autoestima. Yo tenía 15 años, no era que tuviera 17 años como se llamaba la revista. Tenía como 15 años y estaba recién en mi adolescencia, llena de complejos. Como son las adolescentes. Y fueron mis hermanas, mi mamá, quienes me motivaron. Pero de verdad, yo no me tenía ni una fe. Era como imposible, me sentía fea, llena de espinillas”, descasetea sobre lo ocurrido en ese entonces.

Incluso, cuenta que se las sufrió todas con los pesotes que se burlaban de ella.

“Me molestaban en el colegio. Antes uno decía que lo molestaban, pero en verdad me hacían bullying. Yo aprendí a defenderme eso sí. Lo tomé a mi favor. Y cuando me presento a este concurso, resulta que salgo en la revista, quedé seleccionada y yo no lo podía creer. Me avisaron un día lunes, el martes salía la revista, y cuando llego al colegio ya era la chica popular, jaja”, recuerda con nostalgia.

Eso sí, todo ese proceso le sirvió para empoderarse. Sin embargo, no quiso seguir incursionando en el mundo del modelaje.

“Eso me cambió el panorama absolutamente. Finalmente logré ese objetivo. Mejoré mi autoestima y nunca más me molestaron en el colegio. Suficiente, no serví nunca para modelar, ni bailar ni nada. De hecho soy pésima bailando, y cantando, pero da lo mismo. Es lo que hacemos en la mañana de repente para subirle el ánimo a la gente”, complementa.

Priscilla Vargas

Oiga, y sobre eso mismo… ¿cómo fueron sus inicios en Mega? Lleva como muchos años trabajando por eso lados…

-Me llamaron para hacer una prueba de cámara y la hice horrible. De hecho ni siquiera me dejaron como periodista, porque tampoco había cupo. Me dejaron como asistente de producción. Y yo al principio llegué y recibía a los invitados, les servía café, desayuno para que esperaran. Los llevaba a maquillaje, entonces de verdad yo hice toda la pega desde abajo.

Chuuu, las hizo todas…

-Sí, y por lo mismo conozco el rol que tiene cada uno de los integrantes del canal. Y valoro el trabajo de todas las personas. Sé lo valioso que es hacer cada cosa, y que pueden jugar a favor o en contra de un programa. Por ejemplo, si yo me atrasaba con el invitado en maquillaje, se atrasaba en la pauta, a lo mejor no alcanzaba a salir al aire. Pero así partí. Le servía café a los invitados. A mucha Horna. Y creo que todos los trabajos son dignos, y sobre todo cuando trabajamos en un equipo. Y servía café en las mañanas, y en la tarde salía a reportear. Hacía notas. Al otro día me tocaba hacer móviles. Me daba lo mismo. La verdad, había que estar para todo y ahí estaba yo.

¿Y qué onda la dupla que formaron con Repenning? Se nota que se llevan rebién en pantalla.

—A nosotros nos ha jugado súper a favor conocernos hace tantos años, desde chicos. Como desde los 22, 23 años. Y conocernos tanto. Conocemos nuestro humor. Tenemos confianza para decirnos las cosas, para molestarnos. Uno bandejea al otro y viceversa. Eso ha hecho que hagamos un programa súper natural, muy espontáneo. No hay nada forzado. Y creo que ha sacado lo mejor de nosotros.

A la gente les cuesta ene la pareja televisa que hacen por lo que se ve en redes sociales.

—Lo agradecen porque es súper genuino, y se nota creo esa química cuando la persona se está levantando a las 6 de la mañana y tiene un ojo abierto y otro cerrado. No puede creer que estemos muertos de la risa. Porque claro, tenemos el mismo humor y eso sirve mucho. Y además, yo creo que está el crecimiento y la admiración de cada uno. La que yo tengo con él y él a la vez por mí porque, me lo ha dicho. Sabemos de dónde partimos, de súper abajo, haciendo todas las pegas. Y ahora somos capaces de hacer cualquier cosa. O sea, si hay que poner o sacar las sillas. Ayudar con los cables de la cámara, que ahora son robotizadas, te juro que me da lo mismo. Si nosotros tenemos que servirnos nuestro propio café, o sea, es esa la naturalidad que nosotros tenemos. Y sin ningún aire de divos, de estrellas ni nada. Yo creo que eso también ayuda para el ambiente laboral.

Ahhh, por eso tanta talla y bailecito en pantalla. Con el de la reina causaron furor…

—Eso de los bailes es algo absolutamente fuera de pauta. Es muy espontáneo. Ocurre en el momento. De hecho a nosotros nos sorprenden con los temas. No hay nada preparado. Y yo creo que eso es lo que le da también la gracia a todo lo que a nosotros nos fluye. Porque en las noticias, increíblemente, nos dejan ser como nosotros somos realmente. Nos dejan reírnos, emocionarnos, enojarnos. Pasamos por todas las emociones desde un cuarto para las seis de la mañana. Y eso es rico, porque ahí uno se da cuenta que el conductor del programa no es el que lo hace, sino que el programa se hace con el equipo. Y si yo no tuviera un equipo tan buena onda y apañador atrás, te juro que nada de esto resultaría ni fluiría. O sea, participa hasta el switch. Es el único noticiero que muestra el switch. Y si tú te fijas, cada vez que lo muestran, están todos en la misma sintonía. Todos participando, felices, a todos nos encanta levantarnos temprano. Lo pasamos muy bien. Y lo más importante es que nada es forzado. Nosotros somos así, como en la vida. Apagas la tele y vamos a seguir igual, muertos de la risa, y quizás vamos a hacer los mismos chistes, las mismas gracias. A veces hasta se nos olvida que estamos al aire.

¿Y la tallita con lo del motel el otro día? Pucha que se rió…

—Fue muy gracioso. Lo que pasa es que nosotros hacemos un viaje con cámaras del mundo que están en vivo y en directo. Somos el único noticiero que lo muestra. Es como nuestra sección favorita que se llama Amanece en el mundo. Para que nadie más lo copie -ríe- Y resulta que es muy gracioso, porque no hay pauta estructurada. Nosotros no nos juntamos para ver qué hacemos al día siguiente en el Meganoticias Amanece, no. Es como que todo va fluyendo. De hecho, todos aportan en ese programa. El director, el productor, el asistente de producción. Las chiquillas de vestuario, las de maquillaje. Todos aportan. Es muy integral. Y creo que esa es la clave del éxito. A la gente le encanta y se nota. Nosotros disfrutamos harto los mensajes de Twitter que nos mandan con el Hashtag Meganoticias Amanece, y me encanta que la gente se ría. Nosotros habitualmente en las noticias damos malas noticias. Y entregar un bálsamo a esa hora cuando la gente se está recién despertando, en vez de decirle. No sé, darle altiro noticias policiales, o lo malo que pasa en el mundo, se agradece partir con otro ánimo siendo un noticiero. Y que bueno que la gente nos permita hacer eso. Y así como nosotros nos damos la libertad de ser nosotros mismos, la gente también lo retribuye con mucho cariño

Ya, pero cuente la firme… hoy le toca madrugar para estar en el Meganoticias Amanece, ¿es muy complicado empezar a funcionar desde tan temprano?

—Me cuesta más empezar a funcionar cuando entro a las 9 de la mañana, porque resulta que yo hace 20 años me levanto cada vez más temprano. Porque antes los programas no partían tan temprano. De hecho, cuando yo entré a trabajar en Mega, el programa partía a las 7 de la mañana. Y ahora parte a las 5:45. Entonces yo llego al canal a las 5 de la mañana y me levanto a las 4:15, pero a mí me encanta, porque no tengo taco. Me demoro siempre lo mismo en llegar al canal. Además soy como un reloj. Me demoro siempre lo mismo en la ducha, sé lo que me voy a poner ese día. Maquillaje y peluquería lo hacemos todo al mismo tiempo. Y en 15 minutos las chiquillas me tienen lista. Entonces es rico empezar a funcionar a esa hora porque yo siento que gano tiempo y voy al revés del mundo, porque porque parto antes y salgo más temprano, entonces yo feliz. Además que uno no se puede quedar 5 minutos más en la cama porque si me doy una vuelta más, y pasan 5 ó 10 minutos, no alcanzo a llegar al canal. Y a esa hora no hay quién te reemplace. Entonces una se levanta altiro, con esa intención de duela poco, como sacarse un parche curita y chao. Sonó la alarma y arriba. Es mucho más fácil eso que tener que entrar a las 8 o a las 7 de la mañana. Además todos los días me levanto de noche. Y siento que la vida tiene otro olor.

Priscilla Vargas

—Ya, antes de terminar para no quitarle más tiempo, ¿le gustaría tener otros proyectos en el canal?

—Una es como un soldadito y está ahí disponible para cuando el canal necesite tenerte donde ellos quieran. Me gustaría hacer otras cosas, pero nunca dejar prensa. Siento que prensa es lo que a mí me llena. Por lo que me levanto todos los días, estando al tanto de lo que pasa en Chile y el mundo. Me mantiene actualizada. Me encanta informar a la gente. Contarle qué es lo que ocurre, de forma simple. Y un programa adicional sería como un programa de viaje, de ayuda. De mucha conexión con la gente.. Eso me gustaría hacer. Así como más en terreno

COMPARTIR NOTA