René Olivares, el pintor y diseñador que acompañó durante décadas a Los Jaivas, dando forma a su imaginario visual, ha muerto.

Según confirmó el periodista Freddie Stock, su fallecimiento ocurrió este lunes en París, donde residía desde hace décadas.

Olivares, considerado “el sexto Jaiva”, fue responsable de las icónicas portadas del grupo viñamarino, entre ellas la de Los Jaivas (1975), además del inconfundible logo del hombre alado con guitarra, inspirado en figuras mayas.

Su vínculo con la banda trascendió lo profesional. Vivió junto a ellos en comunidad en Francia a fines de los años 70, cuando el grupo se exilió tras el golpe militar. En ese período, su arte se volvió inseparable del sonido y la identidad del conjunto.

“No hay Jaivas sin René Olivares ni René Olivares sin Jaivas”, dijo alguna vez Eduardo Parra a la revista Qué Pasa, destacando su papel en la historia del grupo y en la conciencia visual de varias generaciones.

Una vida ligada a Los Jaivas

Nacido en Santiago en 1946, hijo del periodista René Olivares Becerra, el artista creció entre libros, revistas y colores. Desde niño soñó con vivir en París, inspirado por los “artistas malditos” que conocía a través de su madre.

Su carrera comenzó temprano: a los 12 años ya ilustraba en la revista Pandilla, dirigida por Marcela Paz. Más tarde estudió arte, viajó por Europa y se estableció en Francia, donde consolidó su vida artística y personal.

A lo largo de su vida, Olivares ilustró más de veinte carátulas para Los Jaivas, diseñó afiches, escenarios y colaboró con proyectos teatrales. Su estilo cósmico, simbólico y profundamente latinoamericano quedó grabado en la memoria visual del país.

En 2013 fue homenajeado en la exposición Los Jaivas: cinco décadas del rock chileno en el Museo Nacional de Bellas Artes. Diez años después, creó un mural de 30 metros en la estación Puente Cal y Canto del Metro de Santiago, en honor al grupo y al río Mapocho.

“Poeta no es el inspirado sino el que inspira”, solía decir, citando a Paul Éluard.

En ese sentido, René Olivares inspiró generaciones de artistas y melómanos. Hoy, su muerte deja un vacío en la historia cultural chilena, pero su obra seguirá viva de la mano de Los Jaivas.