Cuando una de las hijas de Pablo Herrera tenía 13 años, le fue descubierto un tumor cerebral, una noticia que golpeó fuerte a la familia.

“Fue devastador, sentí lo que era perderla. No hay dolor peor que esa h...”, confesó el cantante el programa Tal Cual.

En el mismo espacio recordó cómo fue el momento en que los médicos le dieron el diagnóstico. “Nunca había visto un tumor, es una mancha. Cuando los doctores salen a contarnos, eran jovencitos, y no se atrevían a decirlo, porque era espantoso lo que tenían que contar”, recordó.

A pesar de lo devastado que estaba, no dejó que su familia lo viera mal. “No me vieron llorar nunca. Y hasta el día de hoy me la banco, porque uno debe ser sostenedor. Lloras, obvio, pero escondido en el clóset”, señaló.

La otra terapia

Sin embargo, más allá de lo emocional, Herrera afirmó que optaron por una terapia alternativa. “No dejé que internaran a mi hija, le habían encontrado un tumor cerebral. Me negué a la operación, confié en Dios, en cosas naturales, hice la activación de la glándula pineal y logramos sanarla”, contó.

De hecho, aseguró que llevó a un sanador de Puerto Rico. “Un señor que se murió, un ser brillante que hacía biomagnetismo gratis, le gustaba. Tenía una imprenta, le iba a la raja. Cuando vio a la Sol, dijo ‘es grave, está la escoba, pero es joven, así que la vamos a sanar’”, recordó.

“Empieza a limpiarla y a las dos semanas estaba la mitad del tumor, y al mes desapareció. Es un caso hasta el día de hoy... Nunca perdí la fe, sabía que mi hija iba a salir adelante. Nunca dudé ni un segundo”, cerró.

“Aprendí que las enfermedades tienen que ver mucho con la tristeza. Cuando uno está triste, surgen enfermedades. Nosotros nos habíamos separado recién con mi exmujer, entonces a ella (su hija) le afectó mucho”, dijo.