¿Qué fue de Checho del Boom?: el primer youtuber chileno ahora predica el evangelio
Sergio Ferreira dejó atrás su personaje que saludaba a los “choros”, a los “víos del corte” y hasta al “machucao” de Michael Jackson.

En los comienzos de YouTube, cuando aún no era lo que conocemos hoy, apareció un personaje que, sin quererlo, se convirtió en un ícono. Se llamaba Sergio Ferreira, pero internet lo conoció como Checho del Boom.
Subió más de 600 videos saludando a los “choros”, a los “víos del corte” y hasta al “machucao” de Michael Jackson.
Pero, un día desapareció de la red y borró todos sus videos, dejando tras de sí un mito.
De un saludo a su polola al estrellato digital
Corría el 2008 y Checho del Boom, con 17 años, decidió dedicarle un video a su polola Jacky. No llevaban mucho juntos, pero él, inspirado por los videos reggaetoneros de la época, agarró su cámara y le cantó “Por qué es tan cruel el amor” de Ricardo Arjona.
El video explotó entre los usuarios de Fotolog y Messenger, las redes sociales de moda en ese tiempo.
Checho siguió grabando, pero ahora sus videos eran saludos personalizados a desconocidos: “chorizo Samy”, “Polakito”, “Sebasayen”, “Valentín y el pibe de Viña del Mar” y muchos otros.
Otro gran momento fue cuando falleció Michael Jackson y le pidieron un homenaje. Admitió que no tenía idea de quién era ni qué canciones cantaba, pero igual lo hizo.
Fama, fiestas y exceso de confianza
La viralidad lo convirtió en una celebridad digital. En las discos le regalaban copetes y la gente se sacaba fotos con él.
En menos de un año, llenó YouTube con videos grabados en su pieza —siempre con reggaetón de fondo—, pero también llevó su cámara a los carretes y le gustó tanto que dejó sus estudios para dedicarse por completo al “vacile”.
Pero no todos lo admiraban, porque su estilo y forma de hablar en coa le valieron burlas y amenazas.
La presión aumentó y en 2009, con 18 años recién cumplidos, borró todos sus videos y desapareció de la red.

De la fama virtual a la cárcel
Lejos de la fama digital, Checho del Boom se dejó llevar por “las malas juntas” y empezó a delinquir. Asaltaba camiones de gas con armas a fogueo.
“Nunca fui tan malo como para matar a alguien, pero sí hice cosas malas”, admitió para el medio The Clinic.
En 2010 cayó preso por robo con intimidación. Salió a los pocos meses, pero reincidió y en 2012 fue condenado a cinco años y un día por robo con violencia.
Checho parecía un caso perdido, pero en la cárcel encontró algo inesperado: la fe.

De los saludos en coa a la palabra de Dios
Preso, Checho se entregó al cristianismo, sacó su cuarto medio y decidió que nunca más volvería a delinquir.
Hoy, con más de ocho años en libertad, Sergio Ferreira es un hombre de familia, trabajador independiente y un predicador evangélico.

Ha predicado en cárceles de todo Chile y en 2023 incluso llevó su mensaje a una prisión en Brasil. También colabora con la comunidad Tiempo Joven del SENAME en San Bernardo.
Ya no escucha reggaetón, prefiere las alabanzas. Su tiempo lo reparte entre el trabajo, la iglesia y su familia: cuatro hijos y su esposa.
A más de 15 años de su apogeo digital, muy pocos lo reconocen en la calle. “Es porque estoy más gordito”, bromeó recientemente en El Fichita TV.

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