Susy Fischkin, la profe que educa a los famosos en el arte de la tv...

Entre sus alumnos están Julian Elfenbein, Martín Cárcamo, Karen Doggenweiler, Ivette Vergara y Fernando Solabarrieta. Los ayuda a entender que al mirar la cámara están en contacto con el público. Ahora asesora a Camila Recabarren.

Chilevisión y el mismo cargo lo tuvo en el 13. Todo eso es parte del amplio curriculum televisivo de Susy Fischkin, española que con 69 años es considerada por la mayoría de los rostros criollos y de algunos políticos como la Profe.

"Estoy hace 23 años en Chile y conmigo se formaron algunos animadores como Martín Cárcamo, Julian Elfenbein, Karen Doggenweiler, Ivette Vergara, Fernando Solabarrieta, los más tradicionales de hoy que puedes imaginar", comienza a contar Susy a La Cuarta.

Con los años su labor ha cambiado. Asesorías a políticos y presidentes de empresas son parte de su trabajo, pero en su voz el cariño se nota por sus alumnos tevitos. "Tengo 69 años, 42 haciendo televisión, si uno quiere hacerla de calidad, debe estudiar y trabajar", habla sobre su percepción de esta industria cuyos actuales pilares ayudó a cimentar.

Ahora, por ejemplo, está asesorando a Camila Recabarren. "Ella me llamó hace un par de meses y me dijo con una seriedad que me extraño mucho: 'Maestra quiero formarme de verdad'. Le dije que la ayudaría. Es una persona tremendamente aplicada y se preocupa por saber todo lo que necesita", cuenta.

- ¿Cómo es ser 'rostro televisivo?

No es sólo ponerse delante de una cámara, es saber cómo, qué, quién, de qué manera se logra la relación sensorial con la cámara, saber que cuando la miras estás en contacto con la gente.

- ¿Se emociona al ver a sus alumnos en la tele?

Los veo como mis niños. Martín o Julián, por ejemplo, han trabajando mucho tiempo y ahí están ambos, ahí está todo, se han sostenido en el tiempo porque han sostenido un aprendizaje.

- Supimos que ayudó en la conformación de la última pareja de Vértigo: Diana y Martín...

Cuando me llamaron hubo varias opciones de pareja. Ahí estaba Martín, y ya estaba trabajando desde el área de formación con Diana. Ellos quedaron y empezamos a trabajar juntos, tres veces por semana.

- ¿Cómo los enfocó para sacar la química?

Vimos lo qué tenían en común y lo qué no. Fue un trabajo de mirarse a los ojos y decirse cosas, generar códigos y finalmente resultó.

- Martín terminó animado Viña, ¿qué sintió?

Después de muchos años mi niño corona su trabajo. Evidentemente creo que faltan cosas, pero lo veo con una prestancia y un buen trabajo escénico.

- ¿Qué característica busca en sus alumnos?

Yo amo lo que hago y lo he sostenido con un perfil muy bajo, pero muchos me conocen y yo establezco relaciones de amor. Si alguien quiere trabajar conmigo, es porque quiere ser mejor y ahí está el cariño.

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