Una de las inversiones que ha hecho Gissella Gallardo es un departamento de un dormitorio en Estación Central. Lo compró y lo puso en arriendo para que el dividendo se fuera pagando solo. Pero ya tuvo un dolor de cabeza.

La esposa de Mauricio Pinilla cuenta en el diario LUN que se lo arrendó a una mujer de origen venezolano en 260 mil pesos al mes. Su aval era su hermano. Pero la arrendataria dejó de pagar durante tres meses. No contestaron nunca más ni ella ni su hermano.

Entonces, Gissella y el corredor de propiedades que le maneja del departamento decidieron ir, romper la chapa y entrar: la venezolana se había ido. Sacó sus coas por la noche y dejó el lugar con suciedad en alfombras y paredes, cañerías rotas y cuentas impagas.

Se debían 390 pesos de luz y unos 330 mil en gastos comunes. Más los arreglos que Gallardo debió costear para volver a arrendar la propiedad suman unos tres millones de pesos. En definitiva, no fue una buena experiencia.