Se acabó. No va más. Rosario Bravo no quiere ver ni en pintura a Daniel Fuenzalida. Los rostros de ¿Cómo Están Los Weones?, el podcast que en 80 capítulos se transformó en fenómeno, grito, plata y ganadores del Copihue de Oro, viven un quiebre y todo se acabó.

La amistad que cultivaron, de contarse todo, de visitarse en las casas, también se hizo trizas.

En Que Te Lo Digo contaron que la debacle comenzó en enero pasado, cuando la comunicadora descubrió que “El Huevo” inscribió a su nombre la marca “cómo están los weones”, una frase que hizo popular ella y que dio nombre al podcast. El animador la dejó fuera del registro legal. Rosario no lo podía creer. Quedó helada.

Intentaron equiparar las cosas. Llegar a un equilibrio en las participaciones. No lo lograron y Bravo lo responsabiliza a él. Le mando un mail a Fuenzalida que Luis Sandoval hizo público en QTLD:

“Daniel, entregué un departamento para trabajar más cómodos y seguros. Me ocupé de que hubiera comida, de mantener el espacio limpio y, sin querer, asumí un lugar de sostén constante

“Lo hice con amor, porque creía profundamente en el proyecto. Aún así, mucha veces sentí que no me veías como a una igual, y a pesar de eso me quede ahí. Hasta que, en enero, supe de la inscripción de la marca únicamente a tu favor. Para ti fue un trámite, para mí un golpe muy doloroso

“Lo conversamos, traté de entenderlo y lo perdoné, con la esperanza de que, a partir de ahí, trabajáramos como verdaderos socios. Imaginé que por fin podríamos construir desde la equidad.

“Con el paso del tiempo esa sociedad nunca se concretó. Esperé seis meses a que el nombre, las platas y las obligaciones se equilibraran.

“Te lo planteé muchas veces. Finalmente lo que recibí fue solo una propuesta que solo incluía cosas secundarias, tazones, poleras; pero no en el corazón del proyecto, el nombre, las ganancias ni las decisiones compartidas”.