“Vi mentiras, falsedades, se me prohibieron cosas que nunca se me cumplieron y que podrían haber significado el fin de mi carrera”, afirmó Leo Caprile sobre los años en que trabajó en Sábado Gigante, el programa más longevo de la televisión mundial y que animó Don Francisco.

Caprile llegó al espacio al inicio de su carrera en las comunicaciones, a fines de los ’80. Lo llamó Mario Kreutzberger de manera personal. Al poco tiempo la prensa lo llamó el sucesor de Don Francisco. Pero entonces algo pasó entre él y Kreutzberger.

Ahora, en Only Friends, hizo una especie de denuncia. El tema partió cuando le consultaron “¿quién es el mejor animador de la historia de la televisión chilena?”, y respondió:

“Hay una mezcla acá. El mejor de todos los tiempos es Raúl Matas. Y en los tiempos más modernos me quedo encantado de la vida con Antonio Vodanovic.

“¿Por qué?. Antonio en tiempos difíciles, cuando la Quinta Vergara se movía en la plataforma a rotomotor, cuatro pericos corriendo, y tenía que hilvanar frases durante mucho rato. El comercial no estaba a disposición para tapar las cagadas. No había las facilidades de ahora”

José Antonio Neme: “Espérate, ¿y Mario (Kreuzteberger)?”

Caprile: “Sí, pero no”

Neme: “Como que tienes problemas con Mario”

Caprile: “No, no es nada personal. Pero no siento que sea mi escuela. Tiene una carrera brillante, pero lo encuentro… No sé, como que hay que soltar de repente, no puedes eternizarte”

Neme: “Hay una omnipresencia”

Caprile: “Claro. como que le tienen miedo. ‘¡Uy, dijiste algo!’. Vale callampa, me da lo mismo, yo soy un animador libre. Yo estuve bajo ese alero y viví una mentira, entonces a mí ya no me mientan más.

“Yo vi cosas, entonces a esta edad no le tengo miedo a nadie. Vi mentiras, falsedades, se me prohibieron cosas que nunca se me cumplieron y que podrían haber significado el fin de mi carrera, o a lo mejor no crecí más porque quedé algún trauma y no tuve miedo, no sé.

“Pero para mí animador-animador es Antonio. Animador-presentador, César Antonio Santis. E insisto, Antonio en Viña, en esos baches enormes, él decía un loop hasta que decían ‘vamos’. ¡Pero solo!”.