Los estilos súper opuestos de Luli y Vane Borghi
Luli siempre soñó ser reina del Festival de Viña. A Vane Borghi tuvieron que convencerla los altos mandos de Mega

Luli lo soñó desde los inicios de su carrera discotequera. Desde esos días de pelo ensortijado, peto corto, micromini y bota, cuando se lanzaba sobre Felipe Camiroaga para bailar el “koala” en pantalla. Siempre quiso ser reina del Festival de Viña, el Altazor de la farándula, el Oscar para cualquier modelo de evento -MIRE AQUI LA VERSION IMPRESA DE ESTA COLUMNA DE GLAMORAMA EN EL DIARIO LA TERCERA-.
La rubia se fue hasta la ola del Mall Sport para posar en esos trajes de baño apretados que realzan cualquier curva neumática y lanzó su candidatura como bucanera de Fantasilandia y con un baile de kermés, según le reprochó Pamela Díaz. Luli saltaba y contoneaba sobre los brazos de Juan Pablo Queraltó, el “generalísimo” de su campaña. Estaba feliz.
Y la rubia llegó al hotel Hankara, de Avenida San Martín 476, con una maleta llena de esperanzas, 40 bikinis y dos tenidas por día. Con su buen alisador de pelo -porque ahora es más “pelolais” y “sobria” con los escotes- y un trajecito de última hora del diseñador Nicanor Bravo para la gala. Con la bandera de Canal 13 y Martín Cárcamo de padrino.
Pero Vane Borghi no quería postularse al cetro de la Ciudad Jardín. La musa de Kike Morandé dejó atrás las plumas de la Vedetón y la pose para calendario de mecánico. Hace rato que cambió el colaless por los vestidos cortos de Versace y la chala con taco por las ballerinas tipo Chanel.
A la ex chica reality se lo tuvieron que pedir los ejecutivos de Mega y ella aceptó con una condición: hacer una campaña de sensualidad bien, de sex symbol ABC1. Convocó al peluquero de Cecilia Bolocco, modistos, fotógrafo y una docena de personas más y el matinal Mucho gusto le hizo unas fotos más Victoria’s Secret que Passapoga. Inauguró su campaña brindando en el bar The Clinic y llegó de negro elegante a bordo de un Porsche descapotable a inscribirse al diario La Cuarta, organizadores de la elección. Preparó un diseño de Carolina Herrera con aritos de diamantes en “degradé” para la gala y reservó una habitación en Hotel del Mar.
Estilos opuestos para una elección con pocas interesadas en ganar el anillo de joyerías Barón y la diadema de fantasía. Cuentan que Alejandra Fosalba no va por TVN, como se había dicho, y que Chilevisión confía en que Pamela Jiles acepte el desafío. En su onda, claro.
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