Cada vez que hay un evento masivo, los estacionadores ilegales aparecen cobrando cifras excesivas. La gran cantidad de personas que llega en auto provoca la irrupción de una especie de mafia, donde algunos hombres y mujeres utilizan espacios públicos sin ser autorizados y amenazan a los choferes que no se ajustan a sus petitorios.

Este tema fue analizado en el matinal Contigo en la Mañana, de Chilevisión. Humberto Sichel aprovechó la instancia para dar su testimonio respecto a lo que le pasó este fin de semana durante Lollapalooza.

El lector de noticias aseguró que fue amenazado por un estacionador ilegal. Incluso, afirmó que hizo una denuncia formal ante Carabineros por el hecho:

Humberto Sichel: “Me di la lata de denunciar ante Carabineros este mismo hecho que estamos viendo en pantalla. Porque fui amenazado, o me sentí amenazado, en las inmediaciones del Parque O’Higgins, durante el festival Lollapalooza.

“Fuimos ayer (domingo) y en una calle, donde se estaban tratando de estacionar muchos autos, había grupos de personas con chalecos reflectantes, como haciéndose pasar por personas que fueran autorizadas. Y uno trata de estacionarse. ‘¿Se quiere estacionar? ¡Acá, acá, sígame!’. Y uno dice ‘¿dónde?’, ‘pero sígame’. Te obligan a seguirlo y te dicen ‘aquí arriba de la vereda’. ‘¿Cómo me voy a estacionar arriba de la vereda? Me van a sacar un parte’. ‘No, si por viernes, sábado y domingo, por Lollapalooza, estamos autorizados’. Obvio que es mentira.

“Y uno dice ‘no me voy a estacionar ahí, voy a buscar otro estacionamiento un poquito más allá, que está desocupado’. ‘Ah, no sé nada yo de ese estacionamiento. No sé nada yo cómo va a estar ese auto a la vuelta’, te dicen. Entonces, cuando te dicen ‘no sé cómo va a estar el auto a la vuelta’ y ‘que se cuide solo’, es una amenaza.

“Después, uno estaciona el auto, te bajas del auto y además te sigue. Te dice ‘estamos cobrando cinco lucas, papito’. ¡Cinco lucas! ‘Pero cinco lucas, mamita, ¿no ve que será mucho?’. Y además uno dice ‘bueno, hagamos algo. Te lo pago después’. ‘No’, me dice. Entonces, vuelta y vuelta. ‘Mitad ahora y mitad de vuelta’. ‘No’, me dice. ‘Se cancela altiro y nosotros lo cuidamos hasta el final’. Obvio que uno paga y, como ha pasado miles de veces en conciertos, se van a los 10 minutos.

“Estaban en la esquina. Er un grupo de cuatro personas en una cuadra, y en la otra esquina, tomando otro sector, era otra mafia, otro grupo como de cinco personas, todos con chalecos reflectantes.

“Esto iba pasando en la Municipalidad de Santiago. Llamé al 1406, expliqué todo el tema y la señorita me dice ‘nosotros no tenemos nada que hacer ni que ver. Esto es Carabineros’. Llamé a Carabineros al 133. Pero, lamentablemente, quizás porque están con mucha pega, uno está horas esperando y no pasa nada. Justo había unos Carabineros en bicicleta. Calcetín blanco, short, polera, y dije que estaban en la esquina. Partieron rajados.

“A mí no me interesa que los lleven detenidos. A mí me interesa que vayan y sean un poder disuasivo y que, además, no me roben el auto, o no lo rayen, no le peguen. Y me di la lata de hacer la denuncia, porque es un tema largo. Se demoran. Tienes que describir dónde estaban, en qué circunstancias, cómo estaba vestido, qué se yo.

“Y lo hice por una razón, porque vimos este reportaje y ellos mismos me dicen ‘¿sabe cuál es el problema? Nadie denuncia. Y mientras nadie denuncie, esto no se transforma en una cifra, y mientras no se transforme en una cifra, no es grave, y mientras no sea grave, seguirá pasando”.