Glamorama

“No tengo donde caerme muerto”, “me voy a poner a trabajar en Uber Eats”: el presente del talentoso conductor José Miguel Villouta

José Miguel Villouta en una foto de El Interruptor, en 2017, su último programa en televisión, y un pantallazo reciente de él en su hogar.

“No tengo donde caerme muerto”, afirma José Miguel Villouta, el periodista, comunicador y animador de 48 años; uno de los con más talento de su generación, creador de espacios como El Interruptor, realizador de un podcast cuando este formato no tenía ni cerca la popularidad de hoy, rostro del stand up comedy, radio y otras plataformas.

Villouta abandonó la televisión en 2017. Entonces realizaba una nueva temporada de El Interruptor, en Vía X. Durante un capítulo vivió un comentado mal momento con el ‘Pastor Soto’. Luego la producción invitó a José Antonio Kast, el periodista no estuvo de acuerdo y renunció.

Pero lo que asegura que en verdad “destruyó mi carrera de 20 años” fue lo que describe como la cancelación supuestamente orquestada por Natalia Valdebenito, quien era su gran amiga, a quien amaba.

Villouta abandonó Santiago y se fue a la zona de Los Vilos, a una casa propiedad de sus padres, con vista a la playa. Perdió la figuración pública y exposición que tenía gracias a la pantalla chica. Estaba mal.

En un extenso testimonio que publica en su sitio web, narra que sufrió una cancelación de magnitud épica impulsada por la comediante. Que lo traicionaron y abandonaron todas sus amigas a quienes adoraba y que, en su ultimo cumpleaños, solo lo acompañó una tía.

En lo familiar, relata que “pude reconciliarme con mi padre durante los últimos años de su vida. Tuve la suerte de cuidarlo, de decirle verdades... Y de que muriera frente a mí, rodeado de mis hermanas y mi madre mientras rezábamos”.

El plano laboral y económico cuesta arriba para el ex rostro que sufre bipolaridad y déficit atencional:

“La cesantía que provocó su movimiento en mi contra, hizo que estuviera seis meses sin sonreír, luego de que se me cayeron dos dientes. Y hoy no tengo dinero para comprarme anteojos para ver de lejos y así descansar viendo televisión. Y solo tengo tres buzos negros.

“Si necesito dinero para comprar cigarros, tengo que pedirle a alguien. No puedo ayudar económicamente a mi madre viuda y estamos vendiendo nuestra casa porque se nos está acabando el dinero. No sé qué va a pasar conmigo cuando tenga 60 años. No tengo donde caerme muerto. Soy como una canción britpop...

“De hecho, cuando volvamos a Santiago (tras la venta de la casa), me voy a bajar del auto y me voy a poner a trabajar en Uber Eats”.

En la soledad de su hogar en Los Vilos, el profesional comenzó nuevos emprendimientos, destacando su radio Otro Público, donde recibe el aporte de sus oyentes a través del sistema Patreons, a través del cual recibe algún apoyo económico. Dice que tiene una comunidad estable de 200 oyentes, la gran mayoría mujeres. Son sus nuevos seres queridos.

“Estoy haciendo lo que nunca creí que haría, me peino con Photoshop, InDesign, After Effects, Audition, WordPress, Elementor, MidJourney, ChatGPT”, explica.

“Sé bastante de código y tomé como objeto de estudio algo que me llama la atención desde cabro chico. Además, puedo armar técnicamente una radio online en un día. Lo mismo con una página web. Y las dos cosas me quedan bien. Por si fuera poco, hoy puedo enfocarme en el boom de la inteligencia artificial, de una manera en la que no pude cuando explotó la Internet”.

Villouta publica una foto de él todo músculos y vigor, de su época en la televisión; y otra de hoy, cuando se levanta a las cinco de la mañana con la fe puesta en lograrlo otra vez.

Más sobre:JoséMiguelVilloutaexilioLos Vilospobreretirotelsvisiónnueva vidadónde estáqué fue de élno tengo dónde caerme muertohistoriaGlamoramafarándulachilenaNoticias Glamorama

Lo último

Cotiza y compara todas las marcas y modelosPublica tu auto acá