"Sinceramente, cuando esto pase, voy a echar de menos esto también", dice Daniel Muñoz al final de un relato y reflexión sobre el año y dos meses de pandemia en Chile.

El actor de Los 80 se contactó con el programa 3x3, que conduce Juan Goñi en su canal YouTube Juan Goñi TV y también se emite en televisión a las 23.30 horas por el canal VIVE (canal 47 de VTR y 735 en HD).

Esto fue parte del testimonio de Muñoz sobre el período desde que llegó el covid:

“La pandemia nos pilló a todos de golpe y porrazo encerrados. La actividad como actor cesó bastante, por la obviedad que no te puedes juntar, tanto en teatro, cine, sobre todo en televisión. De la noche a la mañana, como actor, me vi absolutamente cesante, sin pega. Se cayeron todos los proyectos.

“Ha pasado un año en el cual uno vio la necesidad de reinventarse. La posibilidad era quedarse sentado y esperar que pasara el tiempo. Pero no era la idea. Uno sabe que tiene un potencial, tiene un elemento que puede ser muy útil.

“Con mi señora decidimos armar una fundación. No es fundación todavía, pero ese era el objetivo, Parando la Olla, que todavía está funcionando, y que la idea era ir en ayuda de todas las ollas comunes que se empezaron a armar, primero producto del estallido social y después se consolidaron con la pandemia.

“Hubo un tiempo en que se detuvo el movimiento de ese proyecto y ahora está retomando nuevamente. Y eso me ha tenido conectado con un Chile que no lo conocía de esta manera, tanto en las ollas comunes como en los campamentos, las tomas, estando ahí y ayudando en lo que más se pueda.

“Paralelo a eso surgió la posibilidad de hacer música para ir en ayuda emocional en torno a todas estas actividades. Y el proyecto musical que tenía también se paralizó porque era un proyecto muy grande. Eran muchos músicos, técnicos. Y rearmamos con otros dos queridos músicos, Horacio Hernández y Miguel Molina, un mini proyecto: Los 30 Pesos.

“Sacamos un disco en pandemia producto del estallido social para contar lo que está ocurriendo en cueca y un poco para apoyar a la gente. Íbamos a cantar a las ollas comunes, a los campamentos, hacíamos lives desde la casa de algunos de los integrantes. Y como era un grupo chico nos ayudó bastante a nosotros emocionalmente y ayudó mucho a las personas.

“Y con el comienzo de este año esperanzados que esto se recupere, han ido apareciendo o afirmando proyectos que quedaron congelados. Debería retomar un proyecto de teatro que quedó congelado, El Violinista en el Tejado.

“Ahora que llegó esta pausa forzosa, uno piensa ‘va a ser terrible’ porque no hay pega, no hay plata, ¿qué vamos a hacer?, se van a olvidar de uno, uno se va como a oxidar. Y fíjate que no, porque uno canaliza todo lo que tiene por otra ruta. Claro, si uno quiere se queda encerrado comiéndose las uñas, lamentándose del mundo cruel. Pero si uno no tiene ese temple, el temple como de disfrutar de la vida, a mí me gusta eso.

“Y siempre hubo actividad, proyectos. Para mí poder sentarme y disfrutar de un libro tan hermoso, tener tiempo para eso, escuchar música, tener tiempo para disfrutar un almuerzo relajadamente, tiempo para dormir, tiempo para el ocio. Uf, yo lo disfruté. Sinceramente, cuando esto pase, voy a echar de menos esto también, porque realmente me ha cambiado la vida esta pausa”.