PROBLEMAS RENALES

Cuando hablamos de personas de edad adulta, la sal (cloruro de sodio) aporta más factores negativos que positivos en el cuerpo. Lo mismo sucede con nuestros animales.

Nuestras mascotas, especialmente cuando tienen entre 10 y 15 años, sean gatos o perros, deben ser alimentados con ciertos cuidados y nunca proporcionarles las sobras de la comida de la casa o golosinas favoritas, porque ellas son ricas en fósforo y sal. Satisfacen el apetito, pero no ayudan en nada a la buena salud de sus regalones.

Un gato o perro mayor debe beber bastante agua fresca. Ahora, si lo hace en demasía y además orina más de la cuenta, estamos frente a un cuadro de afección renal que el veterinario podrá confirmar.

Preocúpese si su mascota está falta de energía y vive con sueño, ha perdido el apetito y bajó de peso, la nota débil, tiene la boca adolorida, con mal aliento y junto con ello tiene vómitos y diarrea. Cuando el animalito es mayor, el panorama es más revelador.

CUIDADOS. Las afecciones renales se presentan cuando los riñones pueden dañarse por diversas razones como, por ejemplo, las heridas, cáncer e infecciones. Lo malo es que la dolencia resulta irreversible, pero controlable.

Un animal con daños renales si es tratado tempranamente limitará la progresión de la falla. Son muchas las mascotas que viven varios años más y felices. Al final, les sobreviene la muerte por un accidente u otra cosa. El cuidado del consumo de fósforo y proteína en la dieta atrasará el avance de la enfermedad renal.

Los riñones, que también se resienten con el uso de la sal, tienen otros enemigos en el medio ambiente, como algunos químicos, anticongelantes, desinfectantes, pinturas con plomo y ciertos medicamentos.

Siempre será lo más importante visitar al veterinario, especialmente si existe la sospecha de que tenga una afección renal. Él ayudará indicando qué alimento darle, el que será nuevo para la mascota.

Por Daniela Navarrete Colque