En mis años de estudiante de veterinaria se dio la oportunidad de trabajar un tiempo en la clínica del Club Hípico de Santiago. Fue una experiencia inolvidable por diversas razones, una de ellas es el verdadero embrujo del caballo fina sangre de carrera. Hijo de la Creación, es realmente hermoso.

En esta época, con remates de primavera y que se iniciaron en invierno, son muchos los productos que dejaron el haras para ir rumbo a las subastas. Allá llevan su magia y la conquista de sus nuevos dueños. Se ven fuertes y en casos engañadores, porque por cuestiones de la edad son débiles. Aún no cumplen el año y medio de edad, son guaguas grandes. Sin embargo, los que aceptan el entrenamiento en diciembre, ya están ganándose la avena en las pistas de los hipódromos.

El entrenamiento de los caballos debe ser inicialmente suave porque de otro modo puede sufrir algún problema de salud, como por ejemplo tendinitis de los tendones flexores. Se refleja en el tendón flexor digital superficial y en los miembros anteriores. Por lo tanto, no es posible obligar a un excesivo esfuerzo. Las lesiones pueden pasar de un pequeño desgarro hasta la ruptura del tendón, lo que es grave, porque estamos hablando de un atleta irracional.

La inflamación del hueso y del tejido especializado que recubre todos los huesos que se definen como periostio, en la parte anterior de la caña, generalmente de los miembros anteriores, son lesiones frecuentes en los caballos jóvenes.

Las sobrecañas o periostitis metacarpiana pueden derivar incluso en una fractura y el mal viene de la mano de los entrenamientos intensos en animales jóvenes, como los potrillos, que dejaron de jugar en los haras para entrar definitivamente a la preparación. Caballos inmaduros en los que el metacarpo o hueso de la caña es menos rígido y por eso sufre más estrés y fatiga. El problema también puede venir a causa de ejercicios exigentes en una pista dura o que se presente con piso irregular, falta de nutrientes, la monta de un jinete pesado o que el recién llegado esté muy gordo. Son factores generales que el buen preparador considera de inmediato. Son muchos los entrenadores que piensan en correr allá por fines de marzo, a mediados de abril e, incluso, mayo, para darle más tiempo al potrillo para que logre la madurez física.

El abultamiento sobre la caña que es visible resulta doloroso a la presión y tratamientos iniciales recomendados son reposo entre cinco y diez días, así disminuirá más la resistencia del hueso. Posteriormente, el regreso al entrenamiento debe ser lento, gradual y controlado de modo que el hueso se vaya fortaleciendo.

La mejor recomendación para prevenir es el entrenamiento en buenas condiciones de manera racional.

Hay casos de situaciones crónicas y estas, por tanto, son más complicadas de tratar. Habitualmente el consejo es el reposo prolongado y no es que el caballo esté echado, porque puede llevarle a cólicos fatales.

Por Daniela Navarrete Colque