Perro evasor toma micro sin bip! cuando se aburre

La mañana del 27 de diciembre del año pasado Chocolate fue a un paradero que queda frente a la muni de Peñalolén. Se subió a la maleta a una micro, sin Bip!, y partió en un viaje sin rumbo.
Por querer dárselas de aventurero, este patiperro por naturaleza dejó atrás a su novia Canela y a todos sus amigos humanos que amablemente lo alimentaban a diario.
Ese día se le perdió el rastro y no se supo más de él.
Algunos especulaban que estaba metido en un lío de faldas. Otros decían que su pierna lo había mordido, y la mayoría creía que estaba choreado y por eso se había mandado a cambiar.
Desesperados, los vecinos empapelaron el sector con afiches de Chocolate, pero no tuvieron éxito.
Eso hasta el jueves 10 de julio, siete meses después de su desaparición, cuando la señora Leonor Cortés, una yunta del coludo, recibió una llamada telefónica.
El cachupín fue encontrado en la punta del cerro, específicamente en el sector sur de Pudahuel.
Según le contaron a Leonor, el animal había sido atropellado y amenazado de muerte por un habitante del lugar. Su gusto por morder ruedas de vehículos lo había hecho ganar una tracalá de enemigos.
Para evitar una desgracia, el viernes se hizo un operativo y fueron a rescatar a Chocolate. "Estaba flaco y cerca de una autopista. No nos explicamos cómo llegó ahí porque ni siquiera las micros del Transantiago pasan por ese barrio", soltó al diario pop.
El momento más emotivo se vivió cuando se reencontró con su gran amor de cuatro patas.
Canela le movió la cola sin parar y pasaron todo el viernes a puro langüetazo. Hay que aclarar que no tuvieron intimidad porque el año pasado el cachupín callejero se sometió a una operación donde le cortaron los estudios.
"Desde que le dio por subirse a las micros, en octubre del año pasado, decidimos castrarlo", explicó Leonor. La idea era que el animal no repartiera hijos por el mundo y que calmara las pasiones.
Hoy el guardián de la muni pasa sus días descansando, pololeando y corriendo detrás de los autos.
Para evitar que vuelva a suceder lo mismo, Leonor lo está haciendo dormir en su casa y le da más alimento y cariño para que a la mascota no le den ganas de huir cuando se aburra.
“Lo dejo entrar a mi casa a las 9 de la noche y lo suelo sacar a las 10 de la mañana, sin que se dé cuenta mi mami. Con los vecinos queremos que haga un lazo con nosotros para que no escape otra vez”.
Además, lo llevó a la veterinaria, quien le tatuó dentro de la oreja su nombre y el celu de Leonor, le puso un collar reforzado donde va un hueso de metal con sus datos.
“Chocolate es un amor. No tiene mal humor y se deja acariciar por la gente”.
Tenencia responsable
Marcela Díaz, jefa del departamento de Zoonosis de la muni de Peñalolén, indicó que para ellos Chocolate no es una molestia y que hay muchos que se preocupan por él.
Junto a esto señaló que la muni cuenta con un programa de Tenencia Responsable de Mascotas. Aparte examinan mascotas todas las mañanas, recorren la comuna con atenciones gratuitas y vacunando animales al costo (3 lucas aproximadamente).
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