Una tragedia de proporciones mantiene de luto al pueblo belga, luego que un bus que trasladaba a un grupo de pequeños estudiantes chocara en un túnel de la ciudad suiza de Sierre dejando como saldo un total de 28 muertos, 22 de los cuales son niños.

El vehículo, con 52 personas a bordo, que regresaba a Bélgica proveniente de un centro de esquí donde los pequeños habían ido de paseo, chocó contra una pared de un túnel de autopista, por un motivo todavía desconocido y donde el límite de velocidad era de 100 km/h.

El impacto frontal fue de una violencia extrema a tal punto que la parte delantera del autobús resultó totalmente destruida.

"No hay palabras para expresar el sufrimiento de los padres o familiares cuando se pierde a un niño", declaró el miércoles el primer ministro belga, Elio di Rupo, que llegó a Suiza para reunirse con las autoridades y reconfortar a las familias de las víctimas.

Las autoridades indicaron que los niños tenían puesto el cinturón de seguridad y aparentemente el bus venía circulando a una velocidad permitida. Además se convirtió en el accidente carretero más grave ocurrido en Suiza.