El Papa Benedicto XVI condenó los abusos sexuales cometidos por sacerdotes irlandeses contra menores, con el conocimiento cómplice de las autoridades del Estado.

Un informe publicado en Irlanda reveló que la jerarquía eclesiástica, la policía y la fiscalía encubrieron ataques sexuales ocurridos durante décadas para evitar escándalos, mantener "el prestigio de la Iglesia" y proteger a cochinos pederastas.

En una nota emitida por el Vaticano, el Pontífice calificó de "crímenes abominables estos hechos", y prometió tomar medidas severas con las autoridades eclesiásticas por encubrimiento.

"El Santo Padre está consternado, afligido e indignado por las acciones cometidas por algunos miembros del clero, que han traicionado su solemne promesa a Dios", dijo el comunicado.

Una comisión presidida por la juez Yvonne Murphy elaboró el documento de unas 700 páginas que recoge las agresiones protagonizadas por sacerdotes de la arquidiócesis de Dublín entre 1975 y 2004.