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Chino fresco hacía exorcismo pasado para la punta: preso

De tan vivaracho, pasado pa' la punta y cuentero, el oriental Huang Jianjun quedó como el mítico "chino Won" después de que quisiera exorcizarle la intimidad a una coterránea.

Cual "cazafantasmas", Huang recibió en su consulta esotérica de la provincia de Guandong a una aproblemada cabra de una empresa que quería tener un lance con su jefazo, pero hasta ese momento no pasaba naipe. Fue ahí que la cabra, bien potable y con ganas de comerse al guaripola de la oficina cayó en la trampa.

Primero, le dijo que el trabajito era duro, muuuy duro, y que costaba nada menos que 20 mil yuanes, que vienen a ser más de 3 mil dólares de Gringolandia. La muñeca de porcelana aceptó desprenderse de los morlacos, ya que ardía por su jefecito.

Viéndola tan dispuesta al sacrificio, Huang urdió un plan maquiavélico-calentón: le dijo que además de los machacantes ella debía quitarse toda la ropita porque tenía unos fantasmas en su vagina y que la mejor manera de sacarlos de ahí era con el auxilio de su "niño mágico".

La citó en un “telmo” y cuando llegaron al tálamo, ella fue exorcizada entre gritos, invocaciones a los antepasados, además de algunas cositas como “más, más”, “así, así, madrefoca”, pero en chino.

Hecha la pega, la chinita se fue a la ofis bien coloradita y con el pelito mojado, lista para servirse al jefe, que le dio el manso filo por fresca.

Avergonzada, llevó su caso a la policía y en un dos por tres le echaron el guante a Huang, quien alegó que su ritual era serio y que tal vez debió demorarse más en la pega para sacar hasta el último fantasma. ¡Preso!

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