Curiosity llegó de paracaidista a la casa de los ET

Una nueva era en la exploración interplanetaria fue la que inició el día de ayer el robot de la Nasa Curiosity, quien aterrizó sin que nadie lo invitara en Marte.
La misión, que tiene como objetivo buscar rastros de vida en el planeta más cercano a la Tierra, apenas se dejó caer envió la primera imagen del territorio marciano (foto superior).
El Curiosity, que aterrizó más paradito que Tomás González, es un laboratorio móvil no tripulado de 2.500 millones de dólares, que se constituye en el más grande y sofisticado que se haya mandado alguna vez a otro planeta.
"Llegada confirmada", dijo un miembro de la misión de control en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA en Pasadena (California, oeste), provocando una explosión de aplausos.
Una polvorienta imagen de una de las ruedas de Curiosity, tomada por una cámara del vehículo, confirmó la llegada al planeta rojo del "rover", que tiene el tamaño de un automóvil que pesa casi una tonelada y que estará dos años.
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