
Con los pelos de punta y encomendándose al Pulento terminó la familia de un joven indio de 22 años, quien volvió a su casa tras "morir" y ser incinerado por sus seres queridos en la ciudad de Kerala. ¡Buua!
No, no es que el calor nos tenga peinando la muñeca o que nos andemos copeteando en horas de pega. Nones. Resulta que Mohammad Haris tras desaparecer de su casa durante días fue declarado perdido por sus papás, quienes posteriormente reconocieron como su hijo el cadáver de una persona encontrado en el río.
Por lo mismo, todos quedaron pegados en el techo en su casa tras ver al lolo con vida y más prendido que el Negro Piñera en Año Nuevo. Claro, pues según la info proveniente desde India, el chiquillo había viajado en busca de trabajo a la ciudad Chennai, donde después se habría quedado dando néctar y disfrutando de la buena vida.
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