Más de alguno debe soñar con mejores condiciones laborales, más lucas, menos horas de trabajo o cosas del estilo, pero en Italia se fueron al chancho. ¿Por qué? Porque la Corte Suprema impidió que un trabajador de la Fiat fuera despedido por ver porno en su hora de almuerzo. Así, tal cual.

Todo comenzó en 2010, cuando en una fábrica de la localidad de Termini Imerese, en la Provincia de Palermo, Giussepe Z., admitió haber visto porno en la pega luego de que lo pillaran, pero aseguró que fue en su hora de almuerzo. Los caporales de la empresa encontraron penca la excusa y llegó la PLR. Lo mismo le ocurrió a un colega de Turín, pero que fue sapeado fumándose uno weno y echando humito verde.

Ambos, nada de tontos, fueron hasta la Corte de Apelaciones para alegar que lo que hacían en la hora de almuerzo era cosa suya, o más bien cosa nostra. Y ganaron.

Pero la empresa no quedó conforme y llegó hasta la Corte Suprema, donde Giussepe quedó libre de polvo y pudo volver a su pega. El obrero de del porro no corrió con igual suerte, el tribunal se fue en la volada y lo mandó a bajonear a su casa y sin pega. La razón esgrimida por la corte fue que "el comportamiento de trabajador hace que sea conveniente poner en cuestión la confianza del empleador en el futuro desempeño del trabajo", según consta en la sentencia.