El 31 de enero pasado el equipo del velero LMAX participaba de una de las regatas más brígidas del mundo, navegando desde Australia hasta Vietnam por el Pacífico, cuando avistaron una pequeña embarcación flotando a la deriva, con su mástil roto y sin mayores señales de vida.

Cachudos por la embarcación fantasma, los cabros decidieron abordar para ver si había gente al interior, cuando se encontraron con la mansa ni que sorpresa: al interior, y sentadito en la mesa de radio, yacía el cuerpo del capitán completamente momificado. Buaaaa.

Tras dar aviso a las autoridades y constatar que no había más cuerpos en el interior, los cabros del LMAX se enteraron de que habían dado con el “Sayo”, un barco aventurero comandado por el alemán Manfred Fritz, al que se le había perdido la pista en alta mar hace más de un año.

Justin Taylor, el dire de la regata, también notificó a la embajada de Alemania en Londres, quienes le informaron a la familia de Fritz del hallazgo del cadáver y la hasta entonces desaparecida embarcación.

Manfred Fritz era un ex vendedor de seguros otto que decidió renunciar a todo para lanzarse a la aventura marina luego de perder a su esposa por el maldito cáncer. Al parecer, y según los primeros peritajes, el sociate sufrió un patatús cuando se encontraba en alta mar y no alcanzó a emitir un último mensaje de ayuda por lo que pereció sentado.

Según los expertos, el aire cargadito al salitre del mar habría permitido la momificación temprana del cadáver.