Genio de 12 años entró a física biomédica en universidad mexicana

Carlos Santamaría se convirtió el primer alumno de esa edad en la UNAM. Ya cursó dos diplomados e hizo prácticas sobre la materia.

Materia gris de sobra tiene un menor de 12 años que fue admitido en la carrera de física biomédica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y se convertirá en su primer alumno de esa edad.

A diferencia de la gran mayoría de los menores, que vive gran parte del día pegados al celular, Carlitos Antonio Santamaría ya habla con soltura de mitocondrias y ADN.

Y para que quede claro que no entró por pitutos a la carrera, cursó dos diplomados e hizo prácticas para entrar en materia.

"Sólo quiero estudiar. Si me cierran las puertas, me meteré por las ventanas", afirmó el próximo universitario, que empezará a cursar la carrera el lunes en la Facultad de Ciencias, en Ciudad de México.

Actualmente, vive en Cuernavaca, unos 90 kilómetros al sur de la capital mexicana.

La UNAM conoció a Santamaría el 2015, cuando estaba por cumplir nueve años, y "se aventuró, cursó y concluyó módulos en dos diplomados: uno sobre química analítica, y otro en bioquímica y biología molecular para la industria farmacéutica", informó la universidad.

Emocionado

El menor dio sus primeros pasos en la Facultad de Química, en el Centro de Ciencias Genómicas y en el Instituto de Investigaciones en Materiales de la UNAM. Luego realizó el examen de ingreso de la licenciatura y lo aprobó con 105 aciertos, un resultado justo pero suficiente, porque hacía falta un mínimo de 103 respuestas correctas para ser admitido.

"Ya ves que (el examen) trae cálculo, y yo todavía no me metía muy bien a integrales. Entonces, de las 15 preguntas que saqué mal seguramente fue una de ahí, pero ahora he estudiado más y ya le entiendo bien", relató.

El día que le tocaba consultar por internet si la universidad lo había admitido, hubo un corte de energía eléctrica en su casa, así que su padre conectó el módem a la batería del auto para poder ver si lo había logrado.

"Y así nos enteramos. Muy de mañana, mientras mi papá buscaba el folio (en la página de admisiones) yo daba vueltas alrededor de la mesa. Lo mínimo para entrar eran 103 aciertos, vi el folio y tenía 105, estaba aceptado", recordó.

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