No hay límite para los ladrones tontos. Incluso superan las expectativas de los más vivos y se las arreglan para condorearse en pleno delito. Incluso para llegar a perder la vida.

Esta es la historia de Cody Caldwell, de 19 monreros años, quien habitaba en la localidad gringa de Hurón, en el condado de Fresno, en la California rural, quien estaba decidido a hacerse de unos dólares para irse de parranda.

Por eso eligió como objetivo de su delito la casa de un vecino que suponía estaría ausente. Basado en su agilidad y fortaleza, Cody subió al techo y se metió por la chimenea.

Todo bien, salvo que estaba muy gordo por las hamburguesas y los litros de cerveza tragados. Por eso quedó atascado y empezó a hacer fuerza y a menearse para desatorarse. En eso el dueño llegó a su rancho y como hacía su resto de frío encendió un buen fuego en la chimenea. Pero a los pocos minutos sintió un ruido, toses y finalmente unos gritos.

Intrigado preguntó: “¿Quién anda ahí?”. Y la respuesta le llegó altiro: “Santa Claus, CTM, sácame de aquí”. Y de una llamó al 911.

A los 10 minutos llegaron polis y bomberos que debieron destruir la chimenea para sacar al ladrón, a quien se le prestaron los primeros auxilios. Sin embargo, Cody llegó tieso al hospital, donde establecieron su muerte por asfixia y quemaduras.

“En mis 17 años de servicio nunca había visto algo igual, y menos los bomberos”, solto Jake Jensen, de la oficina del sheriff de Fresno.