A sus 84 bien mantenidos años, un traicionero fallo cardiorrespiratorio se llevó del mundo terrenal al popular y querido indio Sathya Sai Baba, el gurú de los hippies, quien tenía millones de seguidores repartidos en todo el planeta.

"Sathya Sai Baba ya no está con nosotros. Ha muerto a las 7.40 horas, como cualquier otro paciente humano," declaró emocionado el doctor A.N. Safaya, quien lo atendió en el hospital de Puttaparthi, en el sur de India, donde el guía espiritual estaba internado desde marzo por achaques al cucharón.

Sai Baba, quien cuando era un mortal común y corriente se llamaba Sathyanarayana Raju, era la luz que iluminaba a bacanes políticos, deportistas y actores de cine, quienes le compraban que él era una encarnación o "avatar" de la trinidad hindú formada por Brahma, Vishnú y Shiva.

Nacido en 1926 en una familia poblete, cuando tenía 14 pepas le llegó una repentina revelación divina que lo dejó predicando tres días bajo un árbol de su natal Puttaparthi, donde más tarde paró su centro religioso "Prashanti Nilayam" o "Morada de la Paz".

Muy reconocido en India por la divulgación de sus "milagros", donde hacía aparecer cosas de la nada, Sai Baba agarró fama mundial en los años 70, donde su verso, la chasca afro y su característica túnica anaranjada prendió de una entre el movimiento hippie.

Como nunca faltan los chaqueteros, el finado gurú también tenía duros detractores que lo acusaban de chanta, para quienes sus milagros eran trucos de mago penca y su mensaje pura mula para engrupir a los rayaditos y juntar plata para armar un imperio económico.

"Llevábamos décadas intentando desenmascararlo. Él mismo dijo que moriría a los 96 años, y mire. Su influencia ha sido negativa para la India. Hoy hay unas 7.000 personas que dicen ser avatares de dios," criticó el presidente de la Asociación de Racionalistas Indios, Sanal Edamaruku, quien no cacha nada de la buena onda, la paz y el amor.