Cuando la gente se encuentra cara a cara con el british Michael Stemming altiro piensa que está enfermo, muy enfermo, porque su piel de color naranja no sólo llama la atención, sino que produce inquietud, hasta temor.

Claro que la tonalidad no es fruto del azar o porque use un bloqueador a base de zanahorias, sino que es producto de la adicción que por cinco años tuvo hacia la sidra, licor que bebía a diario en una cantidad que no bajaba de los cuatro litros.

En 2003 el hombrón comenzó a vivir una serie de reveses que lo hicieron caer en la botella. Lo echaron de la pega y su señora le pidió el divorcio, y él sentía que lo único que le ayudaba a olvidar era, cómo no, el copete, en especial la sidra.

Se hizo tan adicto a este trago, que sólo lo dejó luego de que un médico le advirtiera que si no lo hacía se iba a morir muy luego.

"Es un milagro" que un paciente tan enfermo lograra recuperarse, dijo un doc del hospital de Brighton donde fue atendido.

Otro galeno fue incluso más lejos y manifestó que cuando Stemming llegó al hospital para un chequeo, "todos se sorprendieron que no estuviera muerto".

HOY TOMA FANTA: Michael Stemming comenzó a chupar tras perder su pega, y lo hizo por cinco años seguidos.