Corría el año 1941 y en plena Segunda Guerra Mundial, las gracias del perrito "Jackie" dejaban en ridículo a Adolfo Hitler, todo porque su amo, el empresario farmacéutico islandés Tor Borg, le enseñó a levantar la patita a modo de saludo "al Führer", siempre que escuchaba el grito "Hitler".

Lo que Tor no sabía era que la inteligencia alemana reunió pruebas contra el perro e incluso planearon destruir la empresa farmacéutica de Borg, según revelaron informes históricos de la oficina de relaciones exteriores alemana de la época.

De acuerdo a la agencia noticiosa AP, el ministerio otto intentó llevar a juicio a Borg por insultar a Hitler, pero al final, ninguno de los testigos potenciales estuvo dispuesto a repetir las acusaciones frente a un juez.