Ruso no la pensó dos veces y será el primer hombre en realizarse un trasplante de cabeza

¿Recuerda el famoso video de Edu Vargas donde hablaba con el "cabeza de chancho"? Sí, al mismo que le mandaba a "lavarse el hocico, eseee" por decir puras falacias. Quizás ahora el amigo del delantero al fin podrá decir con propiedad que tiene cabeza de chancho, si es que decide contactar a Sergio Canavero.
El mencionado hombrón es un neurocientífico italiano que hace un tiempo salió parlando sobre las posibilidades de hacer un trasplante de cabeza, aunque no con fines estéticos así que no lo vea como una opción. Resígnese con lo que tiene nomás.
"Creo que ahora estamos en un momento en que los aspectos técnicos son viables. El verdadero obstáculo es la ética. Va a haber muchas personas que estén en desacuerdo con hacer esta cirugía", sapeó hace un tiempo.
¿Y qué sucedió? Resulta que además de los personajes que salieron a reventarlo, también apareció un ruso ofreciéndose para la cirugía. Valeri Spiridónov, quien sufre de una atrofia muscular espinal (AME), grave enfermedad genética degenerativa que le impide mover todos su cuerpo salvo las manos y cabeza, lo único que desea es pasar por el quirófano del doctor tano, con el que incluso ya tiene contacto desde que nació la idea.
Según explica el dostor, es muy viable gracias a una sustacia que habría creado llamada polietilenglicol, capaz de conectar la cabeza con las fibras nerviosas de la médula espinal de manera que el cerebro pueda transmitir órdenes al cuerpo y poner en movimiento sus órganos y extremidades.En palabras simples, Canavero quiere extraer la cabeza del ruso y trasplantarla a un cuerpo de un donante que haya sufrido muerte cerebral, teniendo su cuerpecito completamente sano.
"Canavero ya demostró que la sustancia funciona cuando devolvió la capacidad de moverse a una chica con un grave traumatismo de la médula", rejura Valeri quien ya tiene 30 añitos recordando, además, que los primeros diagnósticos que le daban los mismos doctores que ahora se niegan a esta cirugía, le habían dado una esperanza de vida de 25 primaveras.
"Mi madre me apoya y tiene mucha fe en el éxito de la operación, aunque es verdad que no domina todos los detalles técnicos. Mis amigos, que sí se han acercado más a la investigación de Canavero, están mucho más preocupados y tienen miedo de perderme. Me dicen que me quieren tal como soy", soltó el ruso, quien además no se queja: es programador informático, tiene dos trabajos, departamento propio y es miembro activo de la asociación de personas con movilidad reducida de Vladímir, la ciudad donde vive.
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