PARIS, 11/08/09.- ¡¡Sonaron las alarmas en el Louvre y de inmediato los guardias, vestidos de impeacble negro, corrieron hasta el salón!! ¡Sacré bleu, egstán dobando...!, gritó más de alguno, al tiempo que llegaban como balas hasta el lugar exacto donde está emplazado el mítico e irremplazable cuadro de don Leo Da Vinci, la Mona Lisa.

Y lo que pasó es que una turista rusosky, parece que medio chifli, el pasado 2 de agosto arremetió en contra de la obra más pop del museo más famoso del planeta, y le arrojó una taza de greda vacía, dicen que con unos dibujos rasquientos.

Afortunadamente, todas las obras que se exponen en el recinto están protegidas, así que a la "dama de la sonrisa misteriosa" no se le movió un músculo y sólo el vidrio que la protege registró algunos destrozos menores, pero que no afectaron a la obra.

Así lo dio a conocer el portavoz del Louvre, quien dijo que la policía, que también se hizo presente como bala en el lugar al sonar las alarmas, "invitó" a salir a la protagonista del incidente, mientras los copuchentos de siempre continuaron admirando la obra, aunque esta vez con algunos pedazos de vidio menos.

De la mujer, que no fue identificada, sólo se supo que era de origen ruso y fue trasladada hasta una sala psiquiátrica, como para arreglarle la teja, así por ser, e investigar por qué cresta le dio la bronca con doña Mona.

Y la lata contra la obra era ni más ni menos por que estaba envenada porque no le habían concedido la ciudadanía francesa y, por esa razón, ingresó al recinto con la pieza de cerámica encaletada en un bolso para desquitarse con la obra.

Finalmente, la fémina fue liberada pero ahora, no tiene la nacionalidad, le falta una pieza del juego de cerámica, y para más remate, enfrenta acciones legales por parte del Louvre. ¡No hay salud!