
Pegarse una pestañeada en la pega puede ser fatal, si no pregúntenle a un empleado bancario en Alemania, que se encargaba de hacer una transferencia de 64,2 euros, cuando una pestañeada lo llevó a transferir por error más de 222 millones de euros.
El trabajador se quedó dormido con el dedo pegado en el número 2, según cuenta la BBC.
Producto de ese descuido, el supervisor de la agencia bancaria, que llevaba desde 1986 trabajando en el lugar, fue despedido en abril pasado por no haber comprobado la transacción millonaria.
Sin embargo, un juzgado de lo social del estado alemán de Hesse ha obligado al banco a readmitir al supervisor, que -según su fallo- sólo merecía "un tirón de orejas", es decir, una llamada de atención.
Alegaron que el trabajador había controlado ese día otros 812 documentos en busca de fallos y apenas podía dedicarle un segundo a cada uno.
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