
El dolape John Cantone, de 60 pepas, estaba bailando con la fea, todo entubado, cableado y dopado a la espera de un trasplante de corazón... De pronto pareció que se abrieron los cielos y le tocaron la trompeta angelical cuando una enfermera entró a su habitación y le administró su mejor medicina, papito.
Sin embargo, este aparente cacheteo ocurrido hace dos años en la habitación 916 del Advocate Christ Medical Center, en Chicago, no fue compartido por Cantone, quien este mes interpuso una demanda por 200 mil dólares contra el hospital, ya que alega que fue obligado a tener sexo por parte de la enfermera Laura Shaper, de muy bien mantenidos 33 añitos.
Lo que parece una levantada de tarros o una avivada para sacarle dinero al hospital está respaldado en la demanda por el currículum de la acusada, quien antes había sido despedida de otro centro médico, el Oak Hospital, por "transgredir límites" con pacientes sin posibilidades de oponerse a sus deseos.
Sin embargo, el abogado de la enfermera sostuvo que quienes fueron llevados a otros límites por Shaper sí dieron el consentimiento al gritar repetidas veces "yes, yes, yes", además de quedar pochitos y piolitas.
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