Tenía el tejado medio corrido, sus ideales llevaron a la muerte a millones de inocentes y hasta el día de hoy sus seguidores siembran el terror entre los inmigrantes y minorías, pero, pese a todo, Adolf Hitler escondía su lado tierno y dulce.

Hace pocos días el dire del museo noruego, William Hakvaag, comenzó a ordenar una pieza donde tenía un cuadro del Führer comprado en una subasta.

Al moverlo se dio cuenta de que en la parte de atrás había unos dibujos. Cuando sacó las capas de polvo, cachó unos croquis de Blanca Nieves, Pinocho, el ratón y un enano cabezón trabajando con la picota.

Lo increíble del caso es que cada uno de los monitos llevaba la firma "A. Hitler" en la parte inferior.

ARTISTA

Según los historiadores y antiguos seguidores del régimen, en sus ratos libres Adolfo era asiduo a dibujar caricaturas de Walt Disney. Pasaba tardes enteras perfeccionando su veta artística.

Antes de jugar a los soldados, el pequeño Adolfito quería ser artista y dibujante. lncluso su ministro de Propaganda, Joseph Goebbels, le regaló doce copias de películas del ratón Mickey y el Pato Donald. El Führer se agarraba la guata de la risa con las travesuras.

Una vez que ganara la guerra, el Tercer Reich quería poner un Euro Disney en tierras ottas y hacer sus propias caricaturas, pero en onda nazi.

Los cuatro dibujos datan de 1940, un año después de la ocupación de Polonia